San Diego.- Han transcurrido seis meses desde que entró en vigor la Proposición 64 en el estado de California que permitió la venta para fines recreativos de cannabis o marihuana. San Diego fue una de las múltiples ciudades en las que, a partir del 1 de enero de 2018, comenzó la venta lúdica de marihuana en los dispensarios ya establecidos para la venta medicinal de esa planta.
El lunes 1 de enero, las largas filas no se hicieron esperar. Hasta cuatro horas esperaron los compradores de ambos lados de la frontera para ingresar, algunos por primera vez, a un establecimiento dedicado a la venta legal de cannabis. Sin embargo, el número de clientes no fue tan alto al principio como se tenía proyectado. De acuerdo con Donna Hernández, gerente de la empresa “A Green Alternative” ubicada en el área de Otay Mesa en San Diego, señaló que aun cuando las primeras semanas de enero se acercaron muchos compradores por primera vez, los números comenzaron a fluir de forma positiva conforme avanzaron los meses.
“Mucho de lo que hemos visto son personas que, creo, o tenían miedo de acercarse al principio o no tenían acceso a una tarjeta médica, y era la única forma en que se podían acercar. Ahora, como ya no es requisito (tener una tarjeta médica), hemos visto un incremento en personas que se acercan a comprar, con fines medicinales, artículos para el dolor, artritis, problemas para dormir o muchos veteranos con problemas de estrés postraumático”, afirmó.
Asegura que, de enero a la fecha, el flujo de personas que acuden al dispensario incrementó hasta en 40%, pero no así las ventas. Desde la entrada en vigor de la venta recreativa, las regulaciones locales y estatales incrementaron en 20% el precio final de los productos. “Aunque ha aumentado, podríamos decir hasta en un 300% las visitas de clientes que llegan por primera vez, hemos visto que las compras que realizan han disminuido, porque los precios son tan elevados ahora, que tienen que considerar en su compra total cuánto va a ser el monto final por los impuestos, que es cercano al 30%”, afirmó. Actualmente el impuesto total es de 27.7% sobre la compra.
El primer impuesto de 7.7% por ventas ya estaba en vigor antes del 1 de enero de este año, pero los nuevos impuestos de 5% por parte de la ciudad, y de 15% de por parte del estado de California, han incrementado el costo final de los productos, lo que ha dificultado evitar la fuga de consumidores a dispensarios clandestinos. “La competencia del mercado negro está ahí aún, por lo impuestos, por las regulaciones; entonces, no mucha gente está impuesta a pagar el impuesto y eso los ahuyenta de los dispensarios legales”, afirmó Karim Assaf, gerente general de “Southwest Patient Group” ubicado en el área de San Ysidro.
El dispensario abrió sus puertas en noviembre de 2015 como club medicinal bajo las licencias que otorgó en aquel entonces el condado de San Diego y la aprobación de la ciudad, pero los ajustes durante los primeros seis meses de venta recreativa han incrementado los costos reflejándose esto en nulas ganancias durante estos meses.
“Estamos confiados, todo se está reinvirtiendo; no hemos generado ganancias, pero tampoco pérdidas”, afirmó Karim Assaf. COMPRADORES SENIORS A pesar de las posibles pérdidas económicas que pudieran ocasionar los elevados impuestos establecidos por las autoridades locales y estatales, los comerciantes de cannabis sí han registrado un incremento de ventas para un grupo específico de compradores. Contrario a lo que se esperaría, por la cercanía con la frontera, este aumento es de hombres y mujeres mayores de 50 años principalmente residentes.
“Muchos vienen porque fumaron marihuana cuando eran jóvenes y ahora, que es legal, quieren volverlo a intentar; otros vienen por padecimientos médicos, reumas, artritis, problemas para dormir; y otros más, porque buscan una alternativa para dejar los opiodes, como parte de los medicamentos que les han recetado por años debido a padecimientos crónicos”, explicó. Aunque sí han registrado un incremento de compradores procedentes del otro lado de la frontera, estiman que entre 20% y 25% de los visitantes provienen de distintas partes del Baja California.
Al ser un importante punto turístico, los dispensarios en San Diego han comenzado a registrar visitantes de distintos lugares del mundo. Aseguró que muchos turistas llegan a comprar marihuana para su consumo durante su visita por la Unión Americana. “Hemos tenido gente de Rusia, China, inclusive de Canadá”, apuntó. Actualmente la ciudad de San Diego cuenta con 13 sucursales dedicadas a la venta de cannabis, los cuales han permitido una recaudación de 1.7 millones de dólares de enero a la fecha. PERIODO PARA EMPRESARIOS Aunque estos primeros seis meses también han sido de adecuaciones y regulaciones constantes para los comerciantes dedicados a la venta de cannabis.
A los empresarios se les otorgó un periodo de transición en el que se implementaron regulaciones menos estrictas con la intención de que pudieran vender los productos con los que ya contaban en los dispensarios. Sin embargo, el periodo de transición culmina este 30 de junio, fecha en la que los comerciantes debieron regular los productos en base a las nuevas medidas de seguridad y calidad solicitadas por las autoridades estatales; o bien, desechar todos los artículos adquiridos que no se ajusten a las regulaciones del gobierno. Una de las nuevas medidas prohíbe a los minoristas pesar el cannabis en los dispensarios, como regularmente se realizaba antes del 1 de enero.
A partir de julio, todos sus productos deberán llegar debidamente envasados y etiquetados indicando la cantidad exacta de producto, el cual no deberá exceder los 100 miligramos de THC por empaque. En los casos en los que los artículos no cumplan con los requisitos de envasado y etiquetado deberán ser destruidos. Esto ha generado pérdidas para los dispensarios que, como medida desesperada, han aplicado descuentos en la mayoría de los productos con el fin de recuperar un poco del dinero invertido. “El estado nos avisó en poco tiempo”, aseguró Donna Hernández, “ahora tenemos que sacar todo este producto en poco tiempo, lo que no nos ha generado ganancias. Estamos en ceros, pero los recibos se tienen que seguir pagando”.
Otra de las medidas establece que los productos deberán ser empaquetados en envases a prueba de niños, y no podrá estar visible a los compradores en los dispensarios. Por ejemplo, en el caso de los artículos comestibles, los empaques deberán omitir imágenes del producto y, en el caso de las bebidas, el líquido no deberá ser visible.
Esto, aseguran, generará, a partir del 1 de julio, escasez de diversos artículos aunque ellos confían en de que será un nuevo proceso de adecuación por el que deberán pasar, al igual que desde el 1 de enero, y, conforme avancen las semanas, podrán recuperar el dinero invertido.