SOBRE EL EDIFICIO
El 15 de septiembre de 1922 se realizó la inauguración oficial del edificio, como parte de las celebraciones por el Aniversario de la Independencia de México
Por el incipiente desarrollo económico de Mexicali, el gobernador del Distrito Norte de la Baja California, Esteban Cantú, decidió construir un nuevo Palacio de Gobierno, ya que las oficinas para realizar trámites se encontraban en distintas partes de la ciudad en locales rentados.
El 4 de diciembre de 1918 Cantú convocó a un concurso de arquitectos para construir un nuevo Palacio de Gobierno en esta ciudad, al cual respondieron 23 compañías estadounidenses.
La empresa que resultó ganadora se dio a conocer el 29 de marzo de 1919, siendo estos los arquitectos Whooler, Clarke y Solórzano, miembros de la Henry Clarke Company, con oficinas en El Centro, California y con un domicilio legal en Mexicali, en la esquina entre la calle Ignacio M. Altamirano y la avenida Vicente Guerrero.
El contrato se celebró el 3 de mayo de 1919, en el cual la Henry Clarke Company se comprometió a terminar el edificio en nueve meses a partir de la fecha de inicio de la construcción.
El costo inicial de la obra se estipuló en 211 mil pesos o 105 mil 500 dólares, donde todavía no se determinaba el terreno sobre el cual se llevaría a cabo la obra.
Los trabajos iniciaron el 2 de julio de 1919 y en diciembre del mismo año se suspendieron, como consecuencia de que se consideró ampliar la obra, generando descontentos entre las partes involucradas.
Fue hasta el 26 de mayo de 1920 cuando se firmó un nuevo convenio, en el cual se acordó que la construcción se terminaría en cuatro meses y que el gobierno de Cantú cubriría los salarios de los trabajadores.
El gobernador Inocente Lugo retomó la construcción del palacio de gobierno, quien informó al entonces presidente, Álvaro Obregón, que en mayo de 1922 se estrenaron las instalaciones del nuevo edificio, con el fin de evitar la renta de locales comerciales para oficinas; no obstante, la inauguración oficial fue hasta el 15 de septiembre de 1922.
De acuerdo con el libro “Historia de la Universidad 1957-1997”, se desconoce qué empresa terminó la obra, en donde se refiere que la documentación localizada no permite saber cuál compañía constructora fue, aunque se cree que fue Pioneer Transformer Company, con sede en Calexico.
Durante el gobierno de Lugo, se invirtieron 239 mil 139 pesos, lo cual representa casi 120 mil dólares.
En 1977, el gobierno estatal cedió las instalaciones para la Universidad Autónoma de Baja California, donde permanecen las oficinas de la Rectoría de la máxima casa de estudios en la entidad.
LEYENDA
Una de las historias que se destaca sobre el antiguo Palacio de Gobierno del Estado, es la aparición de una mujer mayor que está en la búsqueda de su hijo, el cual se rumora que murió a golpes en el edificio anexo de la Rectoría de la Universidad Autónoma de Baja California, inaugurado hace 100 años.
La maestra Luz María Ortega Villa, quien laboró en dicho espacio en 1983 y que lleva trabajando 40 años para la máxima casa de estudios en la entidad, relató que conoce a varias personas que aseguran haber visto a una mujer mayor que pregunta por su hijo.
La actual coordinadora de Extensión de la Cultura y Divulgación de la Ciencia, recordó que de 1922 a 1977 el edificio del rectoría de la UABC fue el Palacio de Gobierno del Estado, al cual en los años cincuentas se le añadió un edificio anexo en donde se resguardaba el Poder Judicial, y en los sótanos se llevaba a los detenidos.
La también docente mencionó que cuando empezó a trabajar en la UABC, le tocó observar la barandilla de concreto y las celdas ubicadas en el sótano, en donde definitivamente había un ambiente lúgubre.
La historia que se cuenta, es que una mujer de edad avanzada iba de manera constante a preguntar por su hijo, de quien se presume fue detenido y que había muerto a golpes por los agentes federales de aquel entonces.
“Se dice que la respuesta que le daban era que no estaba, pero más bien era que ya había muerto”.
Un compañero de trabajo del departamento editorial de la UABC también le externó que en una ocasión, a altas horas de la noche, una adulta mayor preguntó por su hijo, a quien él solo le contestó que no había ahí nadie más que él.
“Hasta después que le dijeron que era la leyenda del edificio, se quedó asustado”.
A partir de ese incidente, se impuso una política no oficial para los que trabajan en dicho departamento que nadie se quedaría solo nunca, por lo que varios compañeros se quedaban juntos hasta el cierre de la oficina.
El edificio de la Rectoría es bello, no obstante, el área del sótano mantiene un ambiente sombrío donde es fácil creer que ocurrió algo desagradable.
Actualmente el espacio donde estaban las celdas, se resguarda el archivo muerto de la universidad.