“En Honduras comemos pensando que nos van a matar mañana”, fueron las palabras de Ricardo Antonio Ayala, migrante hondureño que llegó hoy al albergue Alfa y Omega, en el Centro de la Ciudad.

Él cuenta con tres hijos, quienes estaban juntos sentados en una banqueta afuera del refugio; ahí narró el por qué decidieron migrar hasta el norte del continente.

“Pasaron las elecciones y se vuelve a reelegir el mismo presidente, no es justo lo que está pasando en Honduras, casi la mayoría de la caravana que viene y la gente que se ha quedado en México pidiendo asilo es 100% hondureños”.

“¿Por qué salimos de nuestro país?, salimos por la misma crisis que tenemos, la canasta básica se fue hasta arriba, y el salario mínimo seguimos igual”.

Aseguró que no se rendirán y que seguirán su camino hasta que “Dios nos dé su bendición”, además que no van en son de guerra, “yo le digo a Donald Trump, vamos en son de paz, porque no somos sicarios”.

Sobre quedarse en México si no pasara a Estados Unidos, dijo que si recibe asilo en el país, sí se quedaría, “México nos han tratado bien”. En el país vecino no tiene familiares, pero se animó a venir para hacer algo por su familia.

Él viene desde Choluteca, Honduras, donde vivía con su familia y se dedicaba al comercio.

“Ya llevamos más de 30 días de camino… kilómetro por kilómetro, si no avanzamos ya no nos unimos a la caravana y tenemos el riesgo que migración nos agarre, y por eso yo creo que nos da más fuerza Dios para irnos todos unidos”.