Situaciones de “bullying” en contra de niños y jóvenes pueden derivar en la aparición de padecimientos mentales como depresión o ansiedad, ya sea que se trate de un acoso repetitivo o sólo un evento traumático para los menores.
Ana Luisa Zatarain Carrillo, directora de promoción y prevención de Salud Mental del Instituto de Psiquiatría de Baja California (IPEBC), indicó que este tipo de respuestas aparecen sobre todo en los casos repetitivos, en donde con el tiempo se merma la calidad de vida de los menores, que no saben cómo afrontar la situación.
AGRESIONES
Sin embargo, cuando el incidente de acoso incluye agresiones de tipo físico o sexual, una sola ocasión puede bastar para dejar secuelas emocionales en los niños y jóvenes.
“En ningún momento se trata de no resistió el bullying o no resistió la carrilla; es una agresión, entonces esta puede ser en repetidas ocasiones y puede generar síntomas de depresión y ansiedad hasta llegar al punto del padecimiento, o puede ser una única ocasión, un evento sumamente traumático”
De acuerdo a datos del Instituto de Psiquiatría del Estado, durante el año pasado se otorgaron 15 mil 704 consultas a niños y adolescentes, de las cuales 606 estuvieron relacionados con casos de bullying en escuelas.
Zatarain Carrillo puntualizó que los reportes relacionados a situaciones de bullying se presentan sobre todo en las primarias, a partir del 4to año y se mantienen hasta 6to, así como en los tres años de secundaria, por lo que son estos grados los que solicitan más apoyo al Instituto relacionado a actividades de comunicación asertiva, prevención del acoso y cuidados a la salud mental.
SIGNOS DE ALERTA
Por otra parte, en el caso de los niños más pequeños, la experta admitió que en ocasiones es difícil identificar los signos del bullying, ya que algunos niños no pueden expresar con palabras la situación que están viviendo, por lo que lo viven en silencio.
Incluso, se presentan situaciones en donde los menores no pueden identificar la agresión como tal, dado que asumen que los señalamientos o insultos que les hacen sus compañeros son parte de sus características.
Aún en los casos donde los niños no pueden expresar directamente que son víctimas de acoso por parte de algún compañero, Zatarain Carrillo explicó que existen signos de alarma que pueden identificar los padres en caso de que sus hijos se encuentren en esta situación.
Entre estos signos resaltan cambios de comportamiento, niños a los que anteriormente les gustaba ir a la escuela y de pronto ya no quieren, que se rehúsan a participar en actividades y expresan que desean quedarse en casa y no participar.
ANSIEDAD
Asimismo, en algunos casos se presentan problemas gastrointestinales como colitis, gastritis, diarrea, dolor de estómago, náuseas y vómito, que son síntomas asociados a una ansiedad generalizada o a fobia social.
“Ellos se sienten incómodos y presionados al estar en contacto con otros niños, niñas y adolescentes donde se sienten agredidos”, dijo.
Los menores víctimas de acoso también pueden presentar problemas para dormir, insomnio o pesadillas, además de que suelen presentar un ánimo triste o enojado, incluso intolerancia a algunas situaciones que antes no les afectaban.