Exactamente un día como hoy pero de 1969, el mundo entero contemplaba la llegada del hombre a la Luna, un acontecimiento histórico que marcó un parteaguas en la ciencia y la tecnología.
El 20 de julio de hace 50 años a bordo del “Apolo 11”, los astronautas estadounidenses Neil Armstrong, Buzz Aldrin y Michael Collins concretaron la misión espacial a 384 mil kilómetros de distancia de la Tierra.
Esta hazaña podría repetirse en unos diez o 15 años, considera el astrónomo Fernando Ávila Castro, responsable de la oficina de la Ley del Cielo en el Instituto de Astronomía, con sede en Ensenada, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
“Falta mucho por saber y se están rea vivando las competencias ahora con la iniciativa privada, probablemente tengamos otra carrera espacial con mucha mejor tecnología y más capacidad de obtener información”.
De acuerdo con el investigador de la UNAM, la evolución tecnológica y miniaturizada que se dio a partir de la llegada del hombre a la Luna, hizo más económico y seguro estudiar el espacio a control remoto, aunque todavía hay aspectos en los que no se puede reemplazar la destreza humana y por ello será necesaria otra misión espacial.
“Obviamente vamos a necesitar mucho más equipo del que se mandó hace 50 años, cohetes con mayor potencia, espacio y ya estamos en un punto donde podemos mandar tripulaciones mayores a tres personas; nos daría una cantidad increíble de información”.
Para Ávila Castro, si el hombre desea explorar Marte, primero es necesario que vuelva a poner los pies en la Luna. ¿Por qué otra vez a la Luna? Porque ahí la tenemos y en la actualidad hay capacidad para ir nuevamente”.
UN PARTEAGUAS PARA LA CIENCIA Y LA HUMANIDAD
La evolución de la vida humana en la tierra no podría concebirse sin la Luna, el único satélite natural que orbita alrededor del planeta al que además ha servido de protector de meteoritos.
Ha influido también para estabilizar las condiciones climáticas para que pueda darse la vida en estas escalas y su similitud de tamaño con la tierra la pone casi en el límite para considerarla un segundo planeta.
“La Luna es solo la cuarta parte de nuestro planeta, cuando ves las lunas de otros planetas son muchísimo más pequeñas y esto ha ayudado a darle las características especiales a la Tierra para que podamos existir el día de hoy”.
Para Ávila Castro, quien desde niño se sintió atraído por las ciencias y especialmente por el universo, conmemorar 50 años del alunizaje es celebrar un parteaguas para la ciencia y la humanidad, aunque sin perder de vista que se dio en parte por razones políticas en medio de la Guerra Fría entre la Unión Soviética y Estados Unidos.
“El gran premio fue llegar a la Luna, pero para esta carrera espacial se tuvieron que hacer muchísimas cosas y el desarrollo tecnológico que se dio a partir de ello fue increíble”.
A medio siglo de distancia, comentó, se reconoce a este acontecimiento como el propulsor de otros proyectos espaciales como la reciente llegada de una sonda japonesa a un asteroide, algo impensable antes de 1969.