Desesperados, los vendedores ambulantes que llevan al día el sustento del hogar se han visto obligados a revivir el trueque: Intercambiar sus productos o mercancías por alimentos.
Hace unas semanas a las afueras de un supermercado, la pareja conformada por Adelaida y Sergio, ambos originarios del Estado de Oaxaca, decidió ofrecer sus artesanías y la nieve de garrafa que elaboran a cambio de bolsas de frijol, arroz o pañales ya que las ventas bajaron de manera dramática y no tenían comida en casa.
El matrimonio se enfrenta a la crisis junto con sus tres hijos de uno, dos y 14 años, además del alimento diario tampoco encontraban la forma de pagar la luz ni el agua potable.
Por la enfermedad ya no nos compran, estábamos preocupados por los niños, no queremos salir y contagiarlos pero no nos queda de otra, la gente tiene miedo de comprar y por eso decidimos cambiar la nieve por despensa
Adelaida y Sergio colocaron un letrero en el que invitaban a la población a donarles comida entregándoles a cambio la mercancía que generalmente venden.
En cuestión de minutos decenas de personas llegaron con bolsas de despensa y donativos en efectivo.
A la misma dinámica recurrió Fidelina, otra madre de familia oaxaqueña que recorre las calles de Mexicali vendiendo artesanías que también se ofrecieron en trueque por alimento y pañales y el de don José en la colonia Nacionalista fue otro caso al ofrecer sus dulces y bolsas de nopales a quien acude a ayudarlo con despensa.
El origen del trueque se remonta al año 6 mil antes de Cristo cuando surgía la agricultura y la ganadería, actividades productivas que generaban excedentes que podían ser intercambiados por otros, explicó la economista mexicalense Alejandrina Barajas Ramos.