Con temperaturas arriba de los 49 grados que se viven en esta capital cachanilla hace que el riesgo de sufrir accidentes se incremente considerablemente.
Está comprobado que el calor eleva en un 20 por ciento las probabilidades de sufrir un percance al momento de conducir, esto se debe a que las altas temperaturas afectan a los conductores reduciendo su capacidad de respuesta y la sensación de fatiga.
Esto quiere decir que con el calor empeora la visión e incluso pueden aparecer ciertos efectos como cansancio, somnolencia y alargar el tiempo de reacción ante determinados estímulos.
Además de incidir en las capacidades de los conductores, el calor también tiene consecuencias sobre el automóvil en sí. Y es que, con las altas temperaturas se eleva la probabilidad del deterioro de determinadas piezas, como es el caso de las baterías y el sistema de refrigeración del motor se puede ver afectado.
Para evitar que el calor afecte al momento de conducir, lo ideal es activar el aire acondicionado entre 19 y 22 grados centígrados, usar prendas ligeras, portar gafas de sol, beber demasiada agua y no comer demasiado antes de tomar el volante, sobre todo en viajes largos.