Ya era hora. ¿A quién no le llega la hora?

Alejandro Covarrubias Jaquez fue atacado por el Covid-19 un total de cuatro veces, y de todas salió adelante.

Sufría, sufría y sufría, pero vivía, vivía y vivía.

¡Tantos amigos que se ganó en su vida, sobre todo cuando la dedicaba al fotoperiodismo en LA VOZ DE LA FRONTERA!

Las incontables buenas vibras que dispersó entre la multitud de amistades y familiares que lo rodeaban, se le devolvían en esperanzas de vida y de salud, en un fenómeno que podríamos atribuirlo a eso que llaman el karma, aunque tenía varios años siendo flagelado por diversas enfermedades crónicas que terminaron por deteriorarlo… y vencerlo.

Apenas cinco días antes muchos de sus amigos -entre éstos los Concerts- ofrecieron un concierto de rock para convivir con él (¡sin saber que era por última vez!).

Luego, 15 días después del procedimiento quirúrgico en el que le colocaron un marcapasos (en el magnífico hospital de la Universidad de California en San Diego), sufrió un grave decaimiento en su salud. Fue internado en el hospital de El Centro.

El jueves hablé por teléfono con él. Y le pregunté cómo se sentía.

¡Vaya pregunta estúpida!

Emitió un quejido, relató los esfuerzos que hicieron sus hijos Alejandra, “El Texas” y su Bebita Eterna, por llevarlo al hospital.

Y ayer murió allí, por la mañana.

Alex tenía 67 años. Una semana antes sus amigos la Ofe y Maya (Ofelia Montes y el doctor Octavio Maya Quevedo) lo invitaron a una comida china en la que enaltecieron su gran voluntad, el cariño hacia sus hijos y a sus hermanos, el amor a su mamá y la gran amistad de tantas personas que lo rodearon a lo largo de su vida.

Alex vivió casi ocho años siendo atendido por el sistema de salud norteamericano. ¡Quién iba a pensar que, a veces, en una bolsita de la Ley o de Las Chivas -o de la Walmart- solía traer más de 10 mil dólares en medicinas!

Sí, Alex fue un ejemplo de supervivencia. Sobrevivió a cuatro ataques del Covid-19. Pero cuando llega la hora, como nos llegará a todos, llega porque llega.

Y le llegó.

Paró de sufrir.

Y ahora descansa en paz.

La familia nos informará luego sobre los detalles de las exequias.