Aunque el gobierno federal aceptó que Estados Unidos enviara hacia este lado de la frontera a los solicitantes de asilo procedentes de países de Centroamérica, quienes se hacen cargo de su alimentación y hospedaje son los organismos civiles sin ningún apoyo gubernamental.
Desde que inició la administración de Andrés Manuel López Obrador, los albergues que por décadas atendieron a la población migrante quedaron sin apoyos y siguen operando con los donativos de la población y empresas particulares.
En el albergue Alfa y Omega, ubicado en la calle Juárez de la zona Centro, se sirve diariamente alimento para 200 personas dos veces al día; la cena se “sacrifica” porque los insumos simplemente no alcanzan.
Tomás Diosdado, administrador del sitio, reconoció que no han cubierto el pago de la energía eléctrica y no se las han interrumpido, sin embargo el alimento sigue siendo necesario.
“Hace 6 ó 7 meses se nos solicitó una lista para apoyarnos en especie, pero no nos han traído nada ni se han contactado con nosotros; nos queda claro que están ocupados y lo que menos les interesa son los migrantes o repatriados”.
El albergue Alfa y Omega sigue recibiendo migrantes mexicanos deportados y extranjeros retornados al solicitar asilo y ahora también a los ciudadanos rusos que esperan el sueño americano en este lado de la frontera.