Alrededor del 80% de la población mexicana ha llegado a automedicarse alguna vez en su vida, reconoció el director del Instituto de Psiquiatría de Baja California, Víctor Salvador Rico Hernández.
Si bien esta cifra corresponde a los medicamentos en general, el médico reconoció que esto no es diferente entre los medicamentos para tratar enfermedades mentales, los cuales se dividen en cuatro grupos: antidepresivos, antipsicóticos, ansiolíticos y estimulantes.
De estos, son los antidepresivos y ansiolíticos los que más utiliza la población para automedicarse, explicó el médico, ya que se usan para dormir o en momentos de estrés, aunque usualmente primero buscan alternativas naturales como los tés.
“No es la excepción decir sabes que no puedo dormir, a mira tomate esto; tengo mucho estrés pues tomate esto, esto me lo dio un psiquiatra o un médico, y lo empezamos a recomendar”
El entrevistado puntualizó que el grupo de medicamentos conocidos como benzodiacepinas, que generan efectos en el sistema nervioso central y pueden llegar a producir dependencia, son de los más usados para la automedicación.
Esto ya que cuentan con propiedades para ayudar a dormir, son relajantes musculares y tienen propiedades anticonvulsivas, por lo que se utilizan usualmente para tratar trastornos como la depresión, ansiedad y las fobias.
“El más común quizás es el Clonazepam, el Alprazolam, es el Tafil, Rivotril, si son nombres comerciales, son los que mucha gente toma como sinónimo de droga”
Según datos a nivel nacional, en México alrededor del 1.3% de la población ha consumido estos medicamentos con el fin de utilizarlos como una droga.
“Tenemos que empezar a vigilar mediante otras citas que disminuyan los síntomas, y que aparte empiece todo un proceso psicoterapéutico; la depresión y ansiedad no solamente se curan con medicamento, tienen que tener otro tipo de tratamientos como la terapia”
Aunque se trata de una práctica usual, Rico Hernández advirtió que tomar este tipo de medicamentos de vez en cuando no generará los resultados deseados ya que algunos, como es el caso de los antidepresivos, requieren por lo menos de tres semanas de uso constante para tener el efecto terapéutico.