Cientos de cachanillas se congregaron la noche del sábado en el Centro Histórico de la ciudad, para acudir a la misa y acompañar a la Virgen de Guadalupe, en la Catedral de Nuestra Señora de Guadalupe, con lo que demostraron su fervor hacia la morenita del Tepeyac.
Desde unas horas antes de la media noche, se presentaron artistas en un escenario montado sobre la calle Morelos, frente a lo que fue la Mueblería Monterrey, donde se presentaron diversos artistas de la farándula local.
Mientras que en el cruce de Morelos y Madero se encontraban los Matachines danzando con su tradicional vestimenta color rojo, su capa con la imagen de la virgen morena, así como su penacho de alto plumaje.
Rayaban el piso con sus machetes al ritmo de la música tradicional, y de los que sacaban chispas al rozar el concreto.
La vendimia se hizo presente, había decenas de vendedores que ofrecían el elote a los fieles, tanto en coctel o entero, natural o con queso y chile, algunas carretas con más clientelas que otras, no a todos les fue bien esa noche.
La mayoría de las personas que acudieron portaron su cubrebocas e iban bien abrigados ante el intenso frío de la noche, los ávidos consumidores del mexicanísimo elote, paseaban sin su aditamento de protección, poniendo y poniéndose en riesgo ellos mismos, ante la posibilidad de un contagio.
Menudo, huaraches, y la más amplia variedad de antojitos mexicanos, a los asistentes que eran acompañados de sus familias, desde bebés de brazos, hasta los más mayores.
No faltaron los juegos infantiles, los vendedores de imágenes religiosas, ni los floristas que ofrecían los paquetes de rosas.
Frente a Catedral, se colocó la imagen de la Virgen de Guadalupe, sobre lo que simulaba ser un cerro, donde los fieles colocaron cientos de ofrendas florales, se tomaban fotos, y la admiraban por varios minutos.
En punto de las cero horas del domingo 12 de diciembre, los primeros acordes de las mañanitas irrumpieron entre el barullo de los presentes, con lo que iniciaba la conmemoración que se realizó fuera de catedral, inundando de alegría el ambiente.
Decenas de personas transmitían desde sus celulares en vivo, las notas el grupo norteño que le ponía ritmo a la celebración religiosa.
Dentro de Catedral, la historia era otra, una ceremonia más solemne, en la que el mariachi le cantaba a la Virgen de Guadalupe, y en la que por cuestiones preventivas por la pandemia, el acceso estaba limitado.
Dentro había personas que solicitaban la intercesión de la Virgen por algún problema, otros cargaban una figura con devoción, unos más oraban, con lo que demostró que en Mexicali, se sigue viva la devoción hacia la morenita del Tepeyac.