A 86 años de la Tragedia Heróica, por primera vez se hará memoria en el panteón No. 1 de Mexicali, en honor aquellos once obreros caídos, cita el Comité organizador. La tecnología y la pasión por la memoria histórica se unen al tener ya las evidencias documentales, actas, bibliográfica, hemerográfica y oral de aquel accidente ferroviario del 20 de Julio de 1937.
ANTECEDENTES
En 1934, el presidente Lázaro Cárdenas del Río, reconoció el aislamiento en el que se encontraba el territorio de Baja California, proyectó su integración al resto del país, empezando con su vecino más cercano: Sonora.
Para tal efecto, el 19 de mayo de 1936, el presidente Cárdenas del Río firmó un acuerdo con la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, para que ésta definiera la ruta y construyera una línea de ferrocarril desde Mexicali hasta la incipiente población de Puerto Peñasco, para que desde allí, entroncara a la línea del Ferrocarril del Pacífico.
El proyecto Mexicali – Puerto Peñasco iniciaba precisamente en “Fuentes Brotantes”, donde se habían quedado las vías de 1929, y pretendía continuar atravesando las candentes y movedizas arenas del desierto, bordeando la costa del Golfo de California hasta llegar a su destino: Puerto Otis (Puerto Isabel) cerca de Puerto Peñasco.
La ceremonia de inicio de los trabajos se realizó el 20 de marzo de 1937, ante la presencia del Gral. Francisco J. Mújica; Secretario de Comunicaciones y Obras Públicas, el Crnl. Rodolfo Sánchez Tabeada; Gobernador del Territorio de Baja California, Ulises Irigoyen; representante del presidente Cárdenas, el Ing. José Castro Padilla; Director de Construcción del ferrocarril y el Ing. Melquíades Angulo Gallardo.
Los estudios de los trazos, dirigidos por el ingeniero Carlos Franco, se realizaron entre julio y noviembre de 1936. El proyecto del trazo era “Fuentes Brotantes” – “El Doctor” – Puerto Peñasco.
El equipo del ingeniero Franco lo formaban los ingenieros Jorge López Collada, quien era hermano de María Luisa López Collada, esposa de Bill Richardson, Director del Bank of America en México y padre del actual Gobernador de Nuevo México del mismo nombre, Rafael Tena Ramírez, José Osio, José Plata, Saturnino Ávalos, Ramón Martínez, Forcada e Imaz.
La primera etapa del tendido de las vías se inició de inmediato. Los trabajadores, atraídos por los anuncios en la radio y la prensa, llegaron de todos los rincones del país. Los obreros desempeñaban funciones desde brecheros, instaladores de rieles, operación de maquinaria pesada, choferes, entre otras cosas.
Muchas dificultades se tenían que sortear en aquella tierra inhóspita, como era el atascado de los vehículos, debido a la falta de pericia de los choferes ya que no conocían ese tipo de suelo, el reventado de las llantas de los mismos o la descompostura de los radiadores, ya que el agua hervía constantemente.
En junio de 1937, el ingeniero Raúl Castro Padilla, que había sustituido a Carlos Franco como Jefe de División, decidió cambiar el trazo del proyecto del trazo de la vía, con el propósito de ahorrar 21 kilómetros de vía.
El ingeniero Jorge López Collada, que en ésos días se encontraba en Sonoyta realizando el trazo de una línea de ferrocarril que iría de Ajo, Arizona a Sonoyta, Sonora y de allí hasta Puerto Peñasco, fue llamado por Castro Padilla para que se hiciera cargo del trabajo y le comisionó al cadenero Jesús Sánchez Islas, al contra cadenero Jesús Torres Burciaga y al chofer Gustavo Sotelo para integrar la brigada topográfica.
ACCIDENTES
Como una fatal premonición, López Collada le comentó al ingeniero Arturo Castro Escobar, Jefe de Terracerías, que si no regresaban para el miércoles siguiente, salieran a buscarlos.
Al llegar el jueves y darse cuenta que la brigada no regresaba, sus compañeros se preocuparon y organizaron una brigada para que fuera a buscarlos, pero regresaron esa misma tarde sin haber visto ni siquiera las huellas de sus compañeros. Emprendieron una búsqueda de varios días.
El domingo 4 de julio, ambas brigadas se encontraron en un lugar localizado a unos 30 kilómetros de la costa, al mismo tiempo que el ingeniero Castro Padilla sobrevolaba la región en un avión rentado en Brawley, California, quién había podido divisar la camioneta de los perdidos, el capitán Antonio Cárdenas Rodríguez hacía lo mismo en un avión Bellanca propiedad de la SCOP y la Fuerza Aérea Mexicana lo hacía con dos aviones Corsarios, enviados desde Hermosillo.
Ese domingo, ambas brigadas acamparon en pleno desierto y el lunes de madrugada reiniciaron la búsqueda, encontrando la camioneta perdida a tan solo medio kilómetro de donde habían dormido.
El martes 6 de julio reanudaron la búsqueda desde el lugar de la bandera, decidiendo que dos personas a pié, dirigieran el paso de los vehículos hasta que unos dos kilómetros adelante localizaron el cadáver del ingeniero Jorge López Collada. El cuerpo estaba boca abajo, con la cabeza apoyada en el brazo izquierdo a manera de almohada, cerca de un matorral de hediondilla, donde había unas cartas que su esposa le había enviado, una lámpara de mano, su pluma fuente y su lapicero. El cuerpo fue cubierto con una lona y Miguel Corrales Navarro escribió sobre la arena el siguiente letrero “López Collada muerto, faltan tres”, para que los exploradores en los aviones lo leyeran.
La brigada reanudó la búsqueda siguiendo las huellas y unos dos kilómetros adelante, al llegar a un hondonada, el avión de Castro Padilla les lanzó un mensaje diciéndoles que un poco más adelante volaría en círculos para indicarles el lugar donde había localizado otros dos cuerpos sin vida: eran Jesús Sánchez Islas y Jesús Torres Burciaga, quienes estaban tendidos bajo una enramada de “hediondilla” con los torsos desnudos y las camisas sobre la enramada a manera de toldo para protegerse de los rayos del sol.
Sus manos crispadas en extraño gesto y la mueca de sus rostros, reflejaban la intensa desesperación de una muerte espantosa. Unos trescientos metros más adelante, en lo más alto de un médano, el equipo de rescate encontró el cuerpo de Gustavo Sotelo, quién tenía puesto el “sombrero saracof” del ingeniero López Collada y unos binoculares.
Junto a él se encontraban los restos de una fogata que tenía unos cuatro días de haber sido encendida, la que se supuso encendió en la madrugada del viernes para que fuera vista desde el campamento, ya que desde el lugar donde estaba su cuerpo, eran visibles las luces del mismo. Todos los cadáveres se encontraban en estado de descomposición.
Días después, el 20 de julio del mismo 1937, murieron accidentalmente once obreros en el kilómetro 76. Viajaban 90 trabajadores, el accidente mortal ocurrió a las 3 de la tarde. El acta de defunción firmada por el médico Francisco Dueñas refiere 23 heridos, y 11 fallecidos.
¿CÓMO SE LLAMABAN AQUELLOS 11 OBREROS QUE MURIERON EL 20 DE JULIO DE 1937?
Originarios de todo el país, Jesús López Quezada, Sixto Hernandez, Hermenegildo Modesto, Emilio Rivera, Hilario Loaisa ,José Camacho, Pastor Viveros, Salvador Arevalo, Tiburcio Ambriz, Francisco González y Pablo Solorio.
Los 15 murieron por México, ubicando y construyendo las vías para el ferrocarril Sonora-Baja California, para unir esta región mexicana con la Nación.
Tres años después, el 10 de abril de 1940 las vías del tren llegaron a Puerto Peñasco y el 5 de mayo de ese año, ante la presencia de los gobernadores de ambos estados; Tte. Crnl. Rodolfo Sánchez Tabeada y Gral. Anselmo Macías Valenzuela y el Secretario de Comunicaciones y Obras Públicas Melquíades Angulo Gallardo.
El tramo Mexicali-Puerto Peñasco del ferrocarril Sonora-Baja California fue inaugurado con un tren mixto impulsado por una locomotora diesel eléctrica y un Moto-vía con capacidad de 45 pasajeros pintada de color blanco, que le decían “La Paloma”. El tramo Puerto Peñasco-Benjamín Hill, sería construido después.
La inauguración oficial del Ferrocarril Sonora-Baja California se realizó el día 7 de abril de 1948 en Benjamín Hill, con la asistencia del Presidente Miguel Alemán, el Gobernador de Sonora General Abelardo L. Rodríguez, el Secretario de Agricultura Nazario Ortiz Garza, entre otros. El Presidente Miguel Alemán inauguró oficialmente la vía trasladándose desde Benjamín Hill hasta Mexicali en el Tren Olivo, que era en ese tiempo el tren presidencial.
ESTACIONES
En honor al sacrificio de estos hombres, a lo largo de la vía del ferrocarril Sonora-Baja California se erigieron estaciones con su nombre y en 1975, entre las estaciones López Collada y Gustavo Sotelo se erigió un obelisco en su honor.
Entre Mexicali y Puerto Peñasco, existen estaciones como López Collada, Sánchez Islas, Gustavo Sotelo, y Jesús Torres Burciága. Entre el mar de Cortéz, el Gran Desierto de Altar, y el Parque Nacional El Pinacate, escenario infinito donde también los Cosmonautas del Apolo XIV (NASA), estuvieron en Febrero de 1970, en la Zona del Trebol, Sykes y McDougal.
PELÍCULA
Viento Negro es un cinedrama de 1964 con David Reynoso. Filmada en el Gran Desierto de Altar, Sonora. Muestra la Tragedia Heróica de personas reales como el Ingeniero Jorge López Collada y tres compañeros, fallecidos un 2 de Julio de 1937.