Conforme se acerca la celebración del Día de los Fieles Difuntos, 2 de noviembre, aumenta la demanda del tradicional pan de muerto que se acostumbra comer en ciudades fronterizas solo en esta temporada, mientras que en el sur de México la demanda es todo el año.
José Martín López Orozco, de oficio panadero, indicó que preparar pan de muerto para él es algo muy especial por el significado que tiene este postre de origen mexicano que se coloca como ofrenda sobre los Altares de Muertos y se degusta para recordar a los seres queridos que fallecieron.
Contó que llegó a esta ciudad hace 32 años procedente de Zamora, Michoacán, y fue aquí donde aprendió hacer pan de todo tipo incluyendo el pan de muerto que se prepara con una receta especial que lleva exceso de ingredientes como canela, guayaba o ate de membrillo y se espolvorea con azúcar o ajonjolí.
Dijo que en la panadería donde trabaja, se empezó a vender el pan de muerto desde principios de octubre porque la gente comienza a pedirlo, especialmente, los paisanos que residen en Estados Unidos y vienen a esta ciudad a pasar el fin de semana.
Aunque este mes ha habido demanda de pan de muerto, no ha repuntado como en años anteriores debido a que la mayoría de los clientes son estudiantes que los adquieren para colocarlos en los altares de muertos que hacen en las escuelas, sin embargo, en esta ocasión esas actividades no se llevarán a cabo debido a la pandemia.
Otro factor que influye en que no hayan despegado las ventas es que muchas de las personas que lo compran son quienes acostumbran visitar a los difuntos en los panteones, pero este 2 de noviembre estarán cerrados por instrucción de las autoridades de salud.
A pesar de lo anterior, en las panaderías de la localidad se pueden observar gran cantidad de piezas del tradicional postre para que los sanluisinos tengan la oportunidad de disfrutarlo con la bebida de su preferencia, puntualizó el señor José Martín López.