Parte de los efectos derivados de la contingencia sanitaria ha sido la gran cantidad de desechos producidos en sitios como hospitales, clínicas, laboratorios y hasta en los hogares, los cuales en su mayoría han sido catalogados como Residuos Peligrosos Biológicamente Infecciosos o simplemente RPBI-Covid-19, los cuales ameritan un protocolo minucioso según lo establecido en la Norma Oficial Mexicana NOM-087-SEMARNAT-SSA1 vigente en el Diario Oficial de la Federación.
En San Luis Río Colorado no es la excepción, pues durante el segundo trimestre del 2020 se multiplicó de manera inmediata la generación de dichos residuos, contabilizando entre 1 tonelada y 1 tonelada 300 kilogramos mensuales, hablando tan sólo de los registros de Procesos Industriales Cachanilla (Picsa), empresa cuya certificación le permite actuar en el protocolo de al menos 20 instituciones y empresas, las cuales generaban menos de 500 kilogramos durante los primeros tres meses del 2020.
Dichas cifras suponen el incremento del 160% del material a incinerar, lo que se ha convertido en un claro fenómeno que refleja la situación a la que el Sector Salud se enfrenta y por la que el medio ambiente, así como la salud de las comunidades o personas cercanas a dichos residuos, corren peligro de no tratarse con cautela, siendo esto último muy penado por la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) y la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, lo que podría ocasionar la suspensión o clausura de actividades de los establecimientos o instituciones que permitan el acumulado de RPBI si clasificación o sellado.
PROTOCOLO RIGUROSO
Así lo compartió Ana María Ruiz Vázquez, coordinadora de Picsa y quien destacó la importancia de la contratación de personal capacitado para el manejo de los Residuos No Anatómicos (recipientes con sangre líquida o cualquier material empapado de fluidos corporales) y aquellos de cepas/cultivos, como equipo u objetos requeridos en análisis de laboratorio, de los cuales mencionó que en Mexicali se llegan a producir hasta 6 mil toneladas al mes, cifra bastante mayor al del municipio sonorense.
En marzo aún no estaba bien definido lo que iba a suceder con toda la situación del nuevo coronavirus, por eso fue una locura cuando a principios de abril se comenzaron a contagiar muchas personas y, por ende, a generar cientos de kilogramos de RPBI-Covid-19 que es a lo que prestamos atención únicamente hoy en día
En ese sentido, explicó que todo material que haya tenido contacto con personas infectadas con la cepa del coronavirus tienen que tirarse a tambos sellados de origen dentro de bolsas con un característico rojo y logo oficial que indica que es material peligroso; posteriormente, recolectores harán su ruta por Puerto Peñasco, San Luis Río Colorado y Mexicali, siendo este último municipio en donde serán separados en un centro de acopio especial.
Ahí, podrían estar apartados almacenados entre 30 y 60 días, sin estar a la intemperie y debidamente esterilizados; dependiendo los objetos, se tendrá que proceder a la trituración para volverlos irreconocibles y luego serán confinados, según lo indicado por la Semarnat.
Después, se hace el último traslado hacia Tijuana en donde finalmente serán incinerados con maquinaria especial y bajo un tratamiento específico.
Antes, recogíamos 20 kilogramos en promedio por cliente y cobrábamos 80 pesos por cada kilo; sin embargo, después empezaron a producir más de 300 kilogramos y por tal volumen comenzamos a negociar con ellos, logrando acordar en algunos casos hasta el 50% de descuento por tratarse de RPBI-Covid-19. Así ayudábamos al cliente por esta situación
PROBABLE DISMINUCIÓN DE CONTAGIOS
Por otra parte, la entrevistada mencionó que un indicador de que el ritmo de contagio ha disminuido, tanto en Mexicali como en San Luis Río Colorado, es el hecho de que durante el inicio del tercer trimestre (de julio hasta el cierre de esta edición) la producción de RPBI ha bajado considerablemente, por lo que los servicios de empresas como Picsa no han sido tan requeridos.
Esperemos que vaya a la par del semáforo epidemiológico, el cual ya cambió al “naranja”. Parece ser que ya se fue lo más fuerte, a menos que haya algún otro brote
Por último, dijo que los peligros que se pudieran presentar son principalmente en su personal y en aquellos que se encuentren alrededor de instituciones o empresas que almacenan clandestinamente estos desechos, provocando posibles focos de contagio en el área perimetral.
Hay personas que no les importa, deberían saber que existen estos riesgos. Tendrían que hacer conciencia para no seguir tirando RPBI en canales de riego o en áreas naturales