La nueva normalidad que “vive” el mundo entero ante la pandemia del Covid-19 parece estar dejando de lado la guerra que durante los últimos años cobró fuerza en contra del plástico y sus productos derivados de un solo uso, acusándolos de causar graves consecuencias al ambiente.
Desde el inicio de la emergencia sanitaria, el plástico está más presente que nunca y se utiliza en todos lados como un símbolo de inocuidad.
A partir del próximo 4 de julio en Mexicali el gobierno municipal tendrá la facultad de imponer multas de hasta 50 mil pesos a los negocios que proporcionen bolsas de plástico y popotes a sus clientes. Esta medida entró en vigor en 2019 luego de reformar los artículos 1,3 y 4 del Reglamento de Protección al Ambiente fijándose un plazo de 365 días para comenzar a sancionar, mismo que está a punto de agotarse.
El uso del plástico como medida de protección ambiental también quedó restringido en el resto de los municipios de Baja California, considerada como la segunda entidad del país con más muertes por Covid-19 y ubicarse entre los primeros cinco lugares con más contagios.
OBLIGADOS A SU USO
En abril, cuando la pandemia del coronavirus ya se había instalado en el territorio nacional, la Industria de Bolsas Plásticas de México (Inboplast) reportó una reactivación importante con ingresos de 170 millones de pesos derivados de la producción de bolsas y películas de plástico.
Para Carlos Álvarez Flores, presidente de la organización “México, Comunicación y Ambiente”, es más que evidente que las medidas sanitarias trajeron de vuelta el plástico.
En la Ciudad de México se levantó la prohibición y el propio gobierno dijo usen la bolsa de plástico para asegurar todos los residuos como guantes, cubrebocas y todo lo que usamos para las secreciones que potencialmente pueden estar contaminados y pónganlos en una bolsa de plástico
El especialista en Gestión Ambiental considera que en este momento la bolsa de un solo uso otorga mayor seguridad frente a una de tela, además de no perder de vista que este material también está presente en los insumos médicos por su costo, higiene e impermeabilidad.
En torno a las restricciones que han implementado varios gobiernos para su utilización, Álvarez Flores opina que es una cuestión de moda porque en realidad no hubo un estudio de fondo para medir el verdadero impacto del plástico en el ambiente. “El problema está en que no le damos un uso adecuado cuando lo desechamos, entonces tendríamos que tener un programa estatal de separación”.
El presidente de la organización considera que la implementación de políticas públicas para este tema resulta un tema poco atractivo para las entidades, por lo que considera que el gobierno federal debería asumir esa tarea.