Colocar un muro entre la frontera norte de México y Estados Unidos ha generado distintas afectaciones en la relación entre ambos países. Pero una de la que poco se habla es la causada al borrego cimarrón debido a que se dio un fenómeno de fragmentación, manifestó José Carmelo Zavala, director del CIGA.
Apuntó que interponer un muro, carreteras, ferrocarriles o ciudades fomenta la fragmentación y hace que las poblaciones se aíslen, que haya vicios genéticos porque no hay variabilidad entre las especies y eso es un problema.
“Con el muro como el que estamos citando especies mayores como el borrego cimarrón, el puma, el coyote, el venado que son de la misma provincia florística de las Californias, todo resulta en una degeneración de la especie porque se limita su movilidad y esa es una consecuencia obvia para el borrego cimarrón”.
Destacó que uno de los temas que ya se han abordado alguna vez, tiene que ver con la vaquita marina que tiene un umbral en el número de población y cuando llega a un límite de población muy bajo, ya no tiene remedio.
ESPECIE PROTEGIDA
El borrego cimarrón, resaltó, tiene varias subespecies y en Baja California no presenta en un estatus de extinción. Es una especie protegida que desde los años 90 se quedó en el limbo por ser una especie icónica, no hubo una tasa de aprovechamiento de caza que sí hay en Sonora y en Baja California Sur.
“Allá se otorgan unos cinco o seis permisos de parte del gobierno federal. Ahora el asunto es tan espinoso que apenas se menciona la cacería del borrego cimarrón o la eventual caza y hay problemas”.
El especialista manifestó que a los borregos se les puede ver en La Rumorosa, en el Cucapá, en San Luis Gonzaga y en algunos sitios donde existen testimonios fotográficos en los que la población es bastante buena. Se ha recuperado desde que no hay autorización y ese es un beneficio directo.
CACERÍA FURTIVA
También comentó que el daño colateral es la cacería furtiva, la cual no se ha detenido.
“En el mundo de los cazadores profesionales, con toda la crítica que se puede hacer a este concepto de cacería deportiva, el que se dedica a esto profesionalmente lo que le importa es el trofeo y esto tiene que ver con el tamaño de la cornamenta, es decir un borrego viejo y mayor, el más grande”.
Quien se dedica a eso, agregó, paga cantidades estratosféricas, unos 60 mil dólares por cada borrego en Baja California Sur, por lo que lamentó que la cacería furtiva le tira a lo que sea, hembra, macho o borrego joven.
El argumento de los cazadores es que el borrego viejo siempre al final de cuentas termina encuevado y el borrego joven los reta, lo topea, lo golpea y termina encuevado. Indicó que el gobierno o los gobiernos no han sido capaces de inspeccionar o vigilar la caza furtiva y por lo tanto detenerla.
“Hace algunos años hubo una cornamenta de 213 puntos, algo que es muy espectacular en este mundo. Un cazador alemán lo hizo, lo presumió, lo publicó y le buscaron la pista. Resultó que fue una cacería furtiva en Baja California”.
También mencionó que en Baja California varias especies se cazan. Aquí lo que más se caza es el gallito o también llamado el faisán del Valle de Mexicali, que es una especie exótica llegó con la migración china y se adaptó a los cultivos. Es el que más permisos de caza tiene”.
Muchas veces la caza de especies es valorada de distinta forma según sea el caso. Por ejemplo, cuando se trata de pesca deportiva se ve con mayor naturalidad que cuando se habla de otras especies, concluyó.