/ jueves 4 de octubre de 2018

El Don de ser Ignacio López Tarso

LA VOZ DE LA FRONTERA platica en exclusiva con el mejor actor de México, quien reafirma que la palabra “retiro” no está en su futuro inmediato

Ser llamado como don no a cualquiera. Don Ignacio López Tarso considera que además de años, se requiere constancia y calidad en la lucha diaria, pero también ser agradecido con la vida misma.

“Macario”, “Hombre de Papel”, “La vida inútil de Pito Pérez” y muchos más personajes son méritos para ser un primer actor. Más allá de ser considerado por sus propios colegas como el mejor actor de México, Ignacio López Tarso acepta que lo obtenido ha sido por mérito propio.

Con paso lento, pero erguido, rechazando una silla de ruedas que le ofrecieron, el actor de teatro, cine y televisión habló en EXCLUSIVA con este diario de sus logros alcanzados, sus deseos no cumplidos y hasta sus amores imposibles y reveló su secreto: Los años no acreditan el título de “don” en la vida.


-¿Qué hay que hacer para ser un don?

“Ser amable con la vida y agradecido con tu público”


-Un amor imposible en su vida como actor…

“Todas mis compañeras de trabajo”.


-¿Le teme a la muerte?

“Macario’ tenía miedo a morir, yo a la muerte la veo como una buena amiga que sabrá esperar hasta que me toque”.


-¿Cómo le gustaría ser recordado?

“Como un muy buen actor y un mejor ser humano”.


-¿Qué le gustaría de epitafio?

“Que digan de mí lo que digan, ¡pero que digan algo!”.


-¿La palabra retiro está en el diccionario de su vida?

“Ahorita no está. La salud y dignidad me dirán si alguna vez tengo que pensarlo”.


-¿Qué le debe la vida?

“No me debe nada ni le debo nada. A mi edad ya estamos a mano, pues me ha dejado hacer lo que he querido abajo y arriba del escenario”.


-A su edad ¿qué le faltaría por alcanzar?

“Ya nada más morir con dignidad”.


“Siempre demostré mi talento”

Con un impresionante legado en la actuación y una interminable lista de premios en su trayectoria actoral de 70 años, el actor mexicano, quien en sus inicios se ganó la vida como vendedor de ropa, acepta que lo conseguido en su vida laboral ha sido por propio mérito.

“A mí nada se me ha dado por relaciones o por mi cara; siempre demostré mi talento para ganarme mis papeles”, asegura mientras una sopa “bien caliente” aguarda en la mesa del restaurante donde se hospeda.

Previo a su presentación la noche del miércoles con la obra “Aeroplanos”, asegura que los años hay que vivirlos con dignidad y afrontarlos como se presentan.

“Uno no puede ni debe llorarle a la vida por lo que no le ha dado. Los logros y satisfacciones son por lo que uno se propone”, expresa con gesto fuerte y mirada penetrante.

-¿Es todo?

En rueda de prensa convocada el pasado lunes en conocido hotel de la ciudad, el histrión respondió todo lo que le preguntaron, incluido el legado de Enrique Peña Nieto y la anunciada “cuarta transformación” de Andrés Manuel López Obrador.

Al evento convocado por el Instituto de Cultura de Baja California en el marco del Festival de Octubre, López Tarso arribó flanqueado por Manuel Bejarano Giacoman, director del ICBC y el actor Manuel Ojeda, con quien comparte créditos y en un acto de respeto dejó al primer actor que brillara a plenitud en su encuentro con la prensa, limitándose a ser un mero espectador.

Incisivo, educado y hasta sarcástico, a sus 93 años contestó y esquivó preguntas comprometedoras.

De Enrique Peña Nieto alabó sus “grandes reformas estructurales”. “Es un Presidente que dejará un precedente por los cambios logrados y que no había logrado ningún otro”.

Del nuevo Gobierno y la publicitada “cuarta transformación” dijo: “Esperaré sentado la cuarta, quinta y sexta transformación a ver cuándo llegan”.

Del reciente nombramiento de Sergio Mayer como coordinador de la Comisión de Cultura en la Cámara de Diputados, prefirió esquivar su opinión:

“No me metas en camisa de 11 varas, vamos a ver qué hace y esperemos que lo haga bien”.

El histrión nacido en 1925 también ha hecho carrera en el mundo político, al ser diputado federal por el PRI en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari. “Antes era algo en automático que quien fuera líder de la ANDA fuera diputado, a mí me lo ofrecieron y yo acepté con todo gusto”. Reconoció que como legislador las cosas en ocasiones no son tan fáciles como parecen.

“En su momento yo intenté presentar reformas en el Congreso, pero era el tiempo en que Salinas enviaba las suyas cada semana y nunca me dieron oportunidad de subir al estrado a presentarlas”.

En torno a la reforma educativa que el Presidente electo planea desaparecer, opinó: “Las plazas de maestros no pueden darse por herencia… Ser maestro es una vocación y no un privilegio que te da un familiar como si fuera un legado”.

Su mejor escuela y “primer amor”

Actualmente don Ignacio estelariza las obras “Un Picasso”, “Aeroplanos” y “El Padre”, que presenta en diferentes escenarios tres veces por semana.

“Desde niño fui muy inteligente, siempre me gustó mucho leer; la secundaria la hice en el seminario y de ahí me fui al Ejército”. A los 25 años debutó como actor profesional en teatro con la puesta “Sueño de una Noche de Verano” de William Shakespeare en Bellas Artes.

“El seminario fue mi mejor escuela, ahí se me enseñó el orden y respeto que merece tu trabajo y todo lo que hagas en la vida”.

Sobre sus experiencias en el cine nacional de la llamada “época de oro”, comentó: “Yo soy actor de teatro, ahí empecé, siempre tuve claro que eso era lo mío, ese fue mi primer amor… El cine se fue dando, pero lo mío siempre ha sido el teatro en primer lugar”.

Media hora después el reconocido actor concluyó la conferencia demostrando que hay aún Ignacio López Tarso para rato.



Ser llamado como don no a cualquiera. Don Ignacio López Tarso considera que además de años, se requiere constancia y calidad en la lucha diaria, pero también ser agradecido con la vida misma.

“Macario”, “Hombre de Papel”, “La vida inútil de Pito Pérez” y muchos más personajes son méritos para ser un primer actor. Más allá de ser considerado por sus propios colegas como el mejor actor de México, Ignacio López Tarso acepta que lo obtenido ha sido por mérito propio.

Con paso lento, pero erguido, rechazando una silla de ruedas que le ofrecieron, el actor de teatro, cine y televisión habló en EXCLUSIVA con este diario de sus logros alcanzados, sus deseos no cumplidos y hasta sus amores imposibles y reveló su secreto: Los años no acreditan el título de “don” en la vida.


-¿Qué hay que hacer para ser un don?

“Ser amable con la vida y agradecido con tu público”


-Un amor imposible en su vida como actor…

“Todas mis compañeras de trabajo”.


-¿Le teme a la muerte?

“Macario’ tenía miedo a morir, yo a la muerte la veo como una buena amiga que sabrá esperar hasta que me toque”.


-¿Cómo le gustaría ser recordado?

“Como un muy buen actor y un mejor ser humano”.


-¿Qué le gustaría de epitafio?

“Que digan de mí lo que digan, ¡pero que digan algo!”.


-¿La palabra retiro está en el diccionario de su vida?

“Ahorita no está. La salud y dignidad me dirán si alguna vez tengo que pensarlo”.


-¿Qué le debe la vida?

“No me debe nada ni le debo nada. A mi edad ya estamos a mano, pues me ha dejado hacer lo que he querido abajo y arriba del escenario”.


-A su edad ¿qué le faltaría por alcanzar?

“Ya nada más morir con dignidad”.


“Siempre demostré mi talento”

Con un impresionante legado en la actuación y una interminable lista de premios en su trayectoria actoral de 70 años, el actor mexicano, quien en sus inicios se ganó la vida como vendedor de ropa, acepta que lo conseguido en su vida laboral ha sido por propio mérito.

“A mí nada se me ha dado por relaciones o por mi cara; siempre demostré mi talento para ganarme mis papeles”, asegura mientras una sopa “bien caliente” aguarda en la mesa del restaurante donde se hospeda.

Previo a su presentación la noche del miércoles con la obra “Aeroplanos”, asegura que los años hay que vivirlos con dignidad y afrontarlos como se presentan.

“Uno no puede ni debe llorarle a la vida por lo que no le ha dado. Los logros y satisfacciones son por lo que uno se propone”, expresa con gesto fuerte y mirada penetrante.

-¿Es todo?

En rueda de prensa convocada el pasado lunes en conocido hotel de la ciudad, el histrión respondió todo lo que le preguntaron, incluido el legado de Enrique Peña Nieto y la anunciada “cuarta transformación” de Andrés Manuel López Obrador.

Al evento convocado por el Instituto de Cultura de Baja California en el marco del Festival de Octubre, López Tarso arribó flanqueado por Manuel Bejarano Giacoman, director del ICBC y el actor Manuel Ojeda, con quien comparte créditos y en un acto de respeto dejó al primer actor que brillara a plenitud en su encuentro con la prensa, limitándose a ser un mero espectador.

Incisivo, educado y hasta sarcástico, a sus 93 años contestó y esquivó preguntas comprometedoras.

De Enrique Peña Nieto alabó sus “grandes reformas estructurales”. “Es un Presidente que dejará un precedente por los cambios logrados y que no había logrado ningún otro”.

Del nuevo Gobierno y la publicitada “cuarta transformación” dijo: “Esperaré sentado la cuarta, quinta y sexta transformación a ver cuándo llegan”.

Del reciente nombramiento de Sergio Mayer como coordinador de la Comisión de Cultura en la Cámara de Diputados, prefirió esquivar su opinión:

“No me metas en camisa de 11 varas, vamos a ver qué hace y esperemos que lo haga bien”.

El histrión nacido en 1925 también ha hecho carrera en el mundo político, al ser diputado federal por el PRI en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari. “Antes era algo en automático que quien fuera líder de la ANDA fuera diputado, a mí me lo ofrecieron y yo acepté con todo gusto”. Reconoció que como legislador las cosas en ocasiones no son tan fáciles como parecen.

“En su momento yo intenté presentar reformas en el Congreso, pero era el tiempo en que Salinas enviaba las suyas cada semana y nunca me dieron oportunidad de subir al estrado a presentarlas”.

En torno a la reforma educativa que el Presidente electo planea desaparecer, opinó: “Las plazas de maestros no pueden darse por herencia… Ser maestro es una vocación y no un privilegio que te da un familiar como si fuera un legado”.

Su mejor escuela y “primer amor”

Actualmente don Ignacio estelariza las obras “Un Picasso”, “Aeroplanos” y “El Padre”, que presenta en diferentes escenarios tres veces por semana.

“Desde niño fui muy inteligente, siempre me gustó mucho leer; la secundaria la hice en el seminario y de ahí me fui al Ejército”. A los 25 años debutó como actor profesional en teatro con la puesta “Sueño de una Noche de Verano” de William Shakespeare en Bellas Artes.

“El seminario fue mi mejor escuela, ahí se me enseñó el orden y respeto que merece tu trabajo y todo lo que hagas en la vida”.

Sobre sus experiencias en el cine nacional de la llamada “época de oro”, comentó: “Yo soy actor de teatro, ahí empecé, siempre tuve claro que eso era lo mío, ese fue mi primer amor… El cine se fue dando, pero lo mío siempre ha sido el teatro en primer lugar”.

Media hora después el reconocido actor concluyó la conferencia demostrando que hay aún Ignacio López Tarso para rato.



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