/ viernes 7 de agosto de 2020

Kult | Kanye West: Un encantador de serpientes nato

Donde algunos ven ambigüedad, otros ven habilidad para conectar con su público; donde unos advierten grandilocuencia otros ven a un artista singular


Aunque no es nuevo que las estrellas del showbiz estén interesadas y participen activamente en la política, Kanye West, fiel a su estilo, lo llevó a otro nivel, al asegurar que buscará la presidencia de Estados Unidos.

La calidad de las cosas que hace el rapero en todos sus ámbitos es ambivalente, algunos lo repudian y otros idolatran, pero siempre logra que se hable de él.

La política no es la excepción. En las últimas semanas, Kanye West fue motivo de noticia, debido a que hizo pública su intención de ser candidato a la presidencia de los Estados Unidos.

Desde entonces, el tema ha sido una sucesión de declaraciones, desmentidos, trámites de última hora e inconstancias que hacen suponer que, más que un legítimo interés en ejercer el servicio público, esta podría ser sólo otra plataforma que, por ahora, le funciona muy bien al artista para continuar vigente, en momentos en los que, coincidentemente, está por lanzar un nuevo material discográfico.

Kanye West es un personaje que está permanentemente necesitado de atención. ¿Pero quién no lo está hoy en día? Su talento e inspiración son tan reales como su vanidad, pero sólo el tiempo nos dirá cuántas de sus obras tuvieron el potencial de quedarse en el inconsciente colectivo por más de una generación.

SUS METAS

Siempre quiso ser una estrella. Y siempre se sintió atraído por las artes, prácticamente desde que tuvo uso de razón y escribió sus primeros poemas. El nacido en Atlanta y forjado en Chicago, se comenzó a abrir camino en el rap, primero como productor y luego con sus propios tracks, desde mediados de los noventas.

Desde entonces abrazó con fuerza los beats, los sampleos y las nuevas herramientas de la época para aprender a construir sus primeras canciones. Y como buen estratega, se rodeó de las personas correctas para llegar muy lejos.

Fue así que en 2002 publicó un mixtape en el que hacía acompañar de puros pesos pesados del negocio: 50 Cent, Jay-Z, Mos Def y Talib Kweli, entre otros. El documento, llamado Get Well Soon, apenas tiene valor anecdótico, por su pobre calidad técnica, aunque ayudó a West a ponerse en el mapa y a dejar claro el modus operandi que lo caracterizaría a lo largo de su carrera: el de la colaboracionitis hoy tan en boga en la industria musical.

Desde su disco debut en forma, publicado en 2004, la lista de productores, músicos y colaboradores tanto de la vieja como de la nueva escuela del rap que figuran en los créditos es apabullante. Kanye West no hace discos en solitario; para él, mientras más amigos involucrados, mejor.

Foto: Cortesía | Abc

NUNCA IGNORADO

Nunca, ni siquiera en sus inicios, Kanye West se asumió como un artista pequeño. Por ello, se encargó también de rodearse de la gente indicada que lo ayudara a vender sus discos, y venderlos bien. Desde aquel disco debut, con el que se dio a conocer en buena parte del mundo, el hombre contó con el respaldo del sello Roc-AFella Records, fundado una década atrás por el propio Jay-Z.

A partir de ese primer material, Kanye repetiría la fórmula una y otra vez: muchos beats, sampleos y colaboraciones, aderezados con rimas que abordan temas personales, pero también sociales, políticos y raciales. Con esa fórmula, el artista tocó las fibras de una nueva generación, ávida de sonidos frescos e inmediatos.

Gracias a las buenas labores de un buen equipo de manejadores y de relaciones públicas, pronto comenzó a hacerse notar y a convencer a más escuchas.

No se puede ignorar que desde aquel debut de 2004, hasta el último álbum, que publicó en 2020 -once discos oficiales, sin contar colaboraciones, discos en vivo y mixtapes- todos sus discos han llegado a las listas de popularidad en los mercados anglosajones. Más allá de los altibajos a nivel creativo que se le puedan objetar, ninguno de los discos de Kanye West ha pasado sin pena ni gloria.

DIVERSIFICACIÓN

Con el éxito comercial y la asesoría de sus colegas, llegó la idea de capitalizar la buena suerte como suelen hacerlo las estrellas que se convierten en empresarias: diversificando su mercado, para llegar a un número mayor de personas y engordar así las cuentas bancarias.

Así fue como, a medida que iba avanzando su carrera musical, vimos al Kanye West rapero convertirse también en Kanye West diseñador de moda, modelo, restaurantero, ejecutivo de la industria musical, actor… y por supuesto, filántropo. Todas las actividades que dicta el manual del hombre de negocios del siglo XXI.

Pero el manual no hubiera estado completo sin palomear otra característica: la de casarse con una modelo o celebridad, que en este caso sería Kim Kardashian; una mujer conocida por su aparición en diversos reality shows y quien ha sido descrita, tanto por sus seguidores como por sus críticos como un ejemplo de alguien que es “famoso por ser famoso”.

Además de cantar, Kanye tiene negocios como diseñador de moda, restaurantero, ejecutivo de la industria musical, actor y hasta político / Foto: Reuters

MÁS AYUDA DE SUS AMIGOS

Con el tiempo continuarían los lanzamientos musicales, algunos más destacables que otros, y las variaciones mínimas de fondo y forma en sus discos. En 808s & Heartbreak se muestra más conceptual e intimista; en Yeezus se le escucha más sórdido, enloquecido. Y en algunos momentos, logrando materiales realmente valiosos, como Watch the Throne, en colaboración con su socio y compañero de mil batallas, Jay-Z.

También en el terreno de las colaboraciones, West comenzó a figurar en todo tipo de sencillos, tanto de sus propios discos, como de otros artistas, ya no solo del hip-hop, sino de la música pop y la electrónica, lo que también le ayudó a seguir ampliando su espectro de influencia en la industria discográfica.

CONFUNDE Y VENCERÁS

Poco a poco, la música de Kanye West comenzó a pisar terrenos más ambiguos; mientras que en algunos cortes lo escuchamos usando -y abusando- de herramientas como el criticado auto-tune, en otros se le escucha extrañamente interesado en lo experimental y lo ruidoso, metiendo un pie en una especie de propuesta pop-rap-industrial.

Este tipo de esfuerzos le hicieron ser considerado como un farsante por unos, y como un genio por otros, quienes vieron los nuevos trabajos del rapero como verdaderas muestras de vanguardia.

En cuanto al discurso, comenzaron a hacerse aún más presentes los nombres bíblicos e históricos, en lo que parece un esfuerzo extra del artista por dotar de cierta sustancia a sus canciones.

A esa época pertenece el disco The Life Of Pablo (2016), que igual que todas sus producciones recibió muchas críticas.

Administrando hábilmente su estatus de celebridad, Kanye West divide su tiempo desde hace algunos años entre hacer lanzamientos musicales, ampliar su espectro como hombre de negocios, dejarse fotografiar por los paparazzis con su familia y hacer declaraciones erráticas en las redes; una fórmula que le rinde frutos.

Foto Reuters

EXPERTO EN HACERSE NOTAR

Las marcas lo buscan por la indudable influencia que ejerce en millones de escuchas, principalmente millennials; sus colegas lo ven como un hacedor de éxitos casi imbatible, y los medios lo siguen porque sus declaraciones y hasta sus actividades más simples son motivo de noticia.

Porque si en algo se ha vuelto experto Kanye, es en llamar la atención, a veces con canciones profundas e inspiradas y a veces con ocurrencias vacías e incongruentes. West pertenece a esa especie de celebridades que lo hacen todo por mantenerse en boca de todos, al costo que sea.

Donde algunos ven ambigüedad, otros ven habilidad para conectar; donde unos advierten grandilocuencia otros ven a un artista singular, un encantador de serpientes nato e incansable.



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Aunque no es nuevo que las estrellas del showbiz estén interesadas y participen activamente en la política, Kanye West, fiel a su estilo, lo llevó a otro nivel, al asegurar que buscará la presidencia de Estados Unidos.

La calidad de las cosas que hace el rapero en todos sus ámbitos es ambivalente, algunos lo repudian y otros idolatran, pero siempre logra que se hable de él.

La política no es la excepción. En las últimas semanas, Kanye West fue motivo de noticia, debido a que hizo pública su intención de ser candidato a la presidencia de los Estados Unidos.

Desde entonces, el tema ha sido una sucesión de declaraciones, desmentidos, trámites de última hora e inconstancias que hacen suponer que, más que un legítimo interés en ejercer el servicio público, esta podría ser sólo otra plataforma que, por ahora, le funciona muy bien al artista para continuar vigente, en momentos en los que, coincidentemente, está por lanzar un nuevo material discográfico.

Kanye West es un personaje que está permanentemente necesitado de atención. ¿Pero quién no lo está hoy en día? Su talento e inspiración son tan reales como su vanidad, pero sólo el tiempo nos dirá cuántas de sus obras tuvieron el potencial de quedarse en el inconsciente colectivo por más de una generación.

SUS METAS

Siempre quiso ser una estrella. Y siempre se sintió atraído por las artes, prácticamente desde que tuvo uso de razón y escribió sus primeros poemas. El nacido en Atlanta y forjado en Chicago, se comenzó a abrir camino en el rap, primero como productor y luego con sus propios tracks, desde mediados de los noventas.

Desde entonces abrazó con fuerza los beats, los sampleos y las nuevas herramientas de la época para aprender a construir sus primeras canciones. Y como buen estratega, se rodeó de las personas correctas para llegar muy lejos.

Fue así que en 2002 publicó un mixtape en el que hacía acompañar de puros pesos pesados del negocio: 50 Cent, Jay-Z, Mos Def y Talib Kweli, entre otros. El documento, llamado Get Well Soon, apenas tiene valor anecdótico, por su pobre calidad técnica, aunque ayudó a West a ponerse en el mapa y a dejar claro el modus operandi que lo caracterizaría a lo largo de su carrera: el de la colaboracionitis hoy tan en boga en la industria musical.

Desde su disco debut en forma, publicado en 2004, la lista de productores, músicos y colaboradores tanto de la vieja como de la nueva escuela del rap que figuran en los créditos es apabullante. Kanye West no hace discos en solitario; para él, mientras más amigos involucrados, mejor.

Foto: Cortesía | Abc

NUNCA IGNORADO

Nunca, ni siquiera en sus inicios, Kanye West se asumió como un artista pequeño. Por ello, se encargó también de rodearse de la gente indicada que lo ayudara a vender sus discos, y venderlos bien. Desde aquel disco debut, con el que se dio a conocer en buena parte del mundo, el hombre contó con el respaldo del sello Roc-AFella Records, fundado una década atrás por el propio Jay-Z.

A partir de ese primer material, Kanye repetiría la fórmula una y otra vez: muchos beats, sampleos y colaboraciones, aderezados con rimas que abordan temas personales, pero también sociales, políticos y raciales. Con esa fórmula, el artista tocó las fibras de una nueva generación, ávida de sonidos frescos e inmediatos.

Gracias a las buenas labores de un buen equipo de manejadores y de relaciones públicas, pronto comenzó a hacerse notar y a convencer a más escuchas.

No se puede ignorar que desde aquel debut de 2004, hasta el último álbum, que publicó en 2020 -once discos oficiales, sin contar colaboraciones, discos en vivo y mixtapes- todos sus discos han llegado a las listas de popularidad en los mercados anglosajones. Más allá de los altibajos a nivel creativo que se le puedan objetar, ninguno de los discos de Kanye West ha pasado sin pena ni gloria.

DIVERSIFICACIÓN

Con el éxito comercial y la asesoría de sus colegas, llegó la idea de capitalizar la buena suerte como suelen hacerlo las estrellas que se convierten en empresarias: diversificando su mercado, para llegar a un número mayor de personas y engordar así las cuentas bancarias.

Así fue como, a medida que iba avanzando su carrera musical, vimos al Kanye West rapero convertirse también en Kanye West diseñador de moda, modelo, restaurantero, ejecutivo de la industria musical, actor… y por supuesto, filántropo. Todas las actividades que dicta el manual del hombre de negocios del siglo XXI.

Pero el manual no hubiera estado completo sin palomear otra característica: la de casarse con una modelo o celebridad, que en este caso sería Kim Kardashian; una mujer conocida por su aparición en diversos reality shows y quien ha sido descrita, tanto por sus seguidores como por sus críticos como un ejemplo de alguien que es “famoso por ser famoso”.

Además de cantar, Kanye tiene negocios como diseñador de moda, restaurantero, ejecutivo de la industria musical, actor y hasta político / Foto: Reuters

MÁS AYUDA DE SUS AMIGOS

Con el tiempo continuarían los lanzamientos musicales, algunos más destacables que otros, y las variaciones mínimas de fondo y forma en sus discos. En 808s & Heartbreak se muestra más conceptual e intimista; en Yeezus se le escucha más sórdido, enloquecido. Y en algunos momentos, logrando materiales realmente valiosos, como Watch the Throne, en colaboración con su socio y compañero de mil batallas, Jay-Z.

También en el terreno de las colaboraciones, West comenzó a figurar en todo tipo de sencillos, tanto de sus propios discos, como de otros artistas, ya no solo del hip-hop, sino de la música pop y la electrónica, lo que también le ayudó a seguir ampliando su espectro de influencia en la industria discográfica.

CONFUNDE Y VENCERÁS

Poco a poco, la música de Kanye West comenzó a pisar terrenos más ambiguos; mientras que en algunos cortes lo escuchamos usando -y abusando- de herramientas como el criticado auto-tune, en otros se le escucha extrañamente interesado en lo experimental y lo ruidoso, metiendo un pie en una especie de propuesta pop-rap-industrial.

Este tipo de esfuerzos le hicieron ser considerado como un farsante por unos, y como un genio por otros, quienes vieron los nuevos trabajos del rapero como verdaderas muestras de vanguardia.

En cuanto al discurso, comenzaron a hacerse aún más presentes los nombres bíblicos e históricos, en lo que parece un esfuerzo extra del artista por dotar de cierta sustancia a sus canciones.

A esa época pertenece el disco The Life Of Pablo (2016), que igual que todas sus producciones recibió muchas críticas.

Administrando hábilmente su estatus de celebridad, Kanye West divide su tiempo desde hace algunos años entre hacer lanzamientos musicales, ampliar su espectro como hombre de negocios, dejarse fotografiar por los paparazzis con su familia y hacer declaraciones erráticas en las redes; una fórmula que le rinde frutos.

Foto Reuters

EXPERTO EN HACERSE NOTAR

Las marcas lo buscan por la indudable influencia que ejerce en millones de escuchas, principalmente millennials; sus colegas lo ven como un hacedor de éxitos casi imbatible, y los medios lo siguen porque sus declaraciones y hasta sus actividades más simples son motivo de noticia.

Porque si en algo se ha vuelto experto Kanye, es en llamar la atención, a veces con canciones profundas e inspiradas y a veces con ocurrencias vacías e incongruentes. West pertenece a esa especie de celebridades que lo hacen todo por mantenerse en boca de todos, al costo que sea.

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