El desafío más importante del nuevo gobierno de Claudia Sheinbaum será disminuir la elevada incertidumbre económica que prevalece en el país, advirtió Citibanamex.
En su reporte titulado “Desafíos de corto plazo del gobierno entrante”, el área de estudios económicos del banco subrayó que gran parte del nerviosismo financiero actual se debe a la mayoría de Morena en el Congreso y las reformas que se aprobaron recientemente, entre ellas la del Poder Judicial.
“Tales reformas debilitan el actual marco institucional de contrapesos, que es considerado muy importante para que fluyan adecuadamente las inversiones productivas y financieras en el país”, detalló la institución.
Bajo este escenario, recalcó que en el ámbito económico el desafío más importante del nuevo gobierno es convencer de que el poder acumulado, con pocos contrapesos, “no implicará políticas públicas hostiles a la economía de libre mercado”.
La institución recordó que los mercados se inquietaron cuando comenzó el sexenio de Andrés Manuel López Obrador, porque representó el triunfo de un candidato de izquierda, pero su discurso previo y posterior a la jornada electoral brindó cierta certidumbre.
Sin embargo, todo terminó cuando tres meses después de ganar las elecciones decidió cancelar el Aeropuerto de Texcoco que ya estaba en construcción.
“Aunque el 1 de diciembre, cuando asumió la presidencia, López Obrador retomó su discurso conciliador, la incertidumbre, junto a sus señales erráticas, llevó a que la variación de la inversión privada fuera negativa durante seis trimestres consecutivos”, precisó Citibanamex.
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Según los analistas de Citibanamex, el gobierno saliente de Andrés Manuel López Obrador también le heredará el de Claudia Sheinbaum Pardo problemas económicos relevantes, principalmente en el ámbito fiscal.
La disciplina fiscal se debilitó al final del sexenio, pese a que en los últimos años se mantuvieron otros pilares macroeconómicos como la autonomía del Banco de México (Banxico), apoyo al libre comercio o la regulación del sector financiero.
“Es difícil que sea creíble la estabilización de las finanzas públicas sin el anuncio de un ajuste a los ingresos (reforma fiscal), y una cuantificación realista de los egresos”, puntualizó.