La leyenda es contada en diferentes partes, no sólo de México sino de latinoamérica y suele cambiar de región en región, pero todas coinciden en lo mismo, una bella y joven mujer que tuvo el desafortunado encuentro con el mismísimo lucifer.
LEYENDA
Una noche de Viernes Santo, cuando las calles se llenaban de gente que salían a festejar y podías escuchar música y risas en todo el lugar, una bella joven decide unirse a la celebración yendo a una discoteca. Bailó toda la noche, sin que se cruzara por su mente que ese momento de alegría tomará un oscuro giro al ser invitada a bailar por un hombre.
Era apuesto y carismático, llamaba la atención de todo aquel que pasara por su camino, mujeres y hombre, adultos y no tan adultos, volteaban a ver a aquel desconocido.
El hombre le extendió la mano a la bella mujer
-Ven, baila conmigo.
Sin darse cuenta la mujer aceptó su invitación. Lo único que la hizo salir de aquel trance fue el olor a azufre que desprendía aquella enigmática persona.
-Claro…
El encanto de aquel momento no duró mucho, pues si te fijabas un poco más en el hombre podrías notar que en sus piernas en vez de pie tenía patas de cabra y que ninguno de los dos tocaba el piso, aquel baile hipnótico los hizo levitar. La mujer gritó, no solo por la sorpresa de aquel ser que la sostenía por la cintura, sino del ardor que sintió en su piel, pues sintió como las manos del monstruo se le quedaron marcadas.
La bella joven se desmayó y el desconocido desapareció como por arte de magia, dejando fuego tras de sí, todo el mundo estaba atónito. Las llamas consumieron todo el lugar y la vida de muchos inocentes.