Con la nueva dinámica de vida social las cantinas dejaron de ser una opción para quienes consumen alcohol el fin de semana, la siguen o buscan rehabilitarse. Para los crudos., pues.
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El problema es que desaparecieron en la ciudad de Tlaxcala pero eso sí, muchos las buscan. Ahí, tras una megafiesta, las personas hallaban la forma de “reactivar” la vida. Había bebidas de todo tipo y a bajo precio, además de botonas.
En Tlaxcala la fiesta de los ahora llamados antros comenzó a partir de 1994. Suena increíble pero en ese año el restaurante de mayor prestigio se llamaba el Tirol, sigue vigente pero ahora como salón de fiestas.
Una de las principales cantinas en la ciudad capital tlaxcalteca era el bar de "Richard". Operaba las 24 horas del día, pero el dueño, Ricardo Salazar, no sólo ofrecía bebidas sino que cantaba “Me parto el alma”, de Cuco Sánchez, complacía a sus clientes, se emborrachaba con ellos y lloraba… hasta que murió de un infarto fulminante.
Hay otro lugar que llaman el Cheroki que sigue vigente y aunque no es una cantina lo atiende un karateca retirado, ofrece cerveza de barril y botana.