En varias partes de la República Mexicana, dos grupos han captado la atención por su inusual manera de acercarse a personas en situación de calle y adicciones. Estas patrullas, aunque actúan con enfoques opuestos, han provocado tanto admiración como controversia.
PATRULLA ESPIRITUAL
Por un lado, está la "Patrulla Espiritual", liderada por un hombre apodado El Chiquilín, que busca rehabilitar a personas con problemas de adicción y en situación vulnerable.
Este líder utiliza redes sociales, especialmente TikTok, para interactuar con los afectados, abordándolos con frases como: "¡Coqueto! ¿Sabías que eres un tazo dorado? ¡Estás becado!". Estas expresiones han sido adoptadas por muchos usuarios, quienes elogian la labor de El Chiquilín.
Tras abordarlos, los lleva al centro de rehabilitación Jireh, donde muestra en sus redes los cambios que estas personas experimentan.
Sin embargo, su método no está exento de críticas. Algunos usuarios lo acusan de realizar lo que consideran una especie de "levantón ilegal", afirmando que su intervención es forzada y sin consentimiento adecuado.
PATRULLA DE LA MUERTE
Por otro lado, existe la "Patrulla de la Muerte", liderada por un hombre que se autodenomina El Líder. A diferencia de El Chiquilín, El Líder se acerca a las mismas personas, pero en lugar de ofrecerles rehabilitación, les entrega lo que llaman "el botiquín de la muerte": paquetes que contienen cerveza, papas fritas y licor barato, como Tonayán.
Este grupo ha sido duramente criticado por alentar el consumo de sustancias dañinas y perpetuar las adicciones.
Aunque su estilo y voz en las redes sociales son similares al de la Patrulla Espiritual, sus acciones reflejan un enfoque diametralmente opuesto.
Ambas patrullas han generado debate en redes sociales y en sus respectivas comunidades, ya que mientras algunos aplauden la labor de rehabilitación, otros cuestionan tanto las formas como las intenciones de ambos grupos.