Por nuestra vida pueden llegar a pasar muchos amores, algunos nos dejan buenos recuerdos y otros el corazón roto. Pero todo sería más fácil si tan solo supiéramos desde un principio quien es nuestro verdadero amor. Y te preguntaras ¿Cómo puedo encontrar a mi alma gemela?, tal vez la mitología japonesa tiene la respuesta.
LA LEYENDA DEL HILO ROJO
La leyenda sobre un hilo rojo que nos conecta directamente con el amor de nuestra vida, sin importar tiempo, lugar o circunstancias, comienza con un anciano que vive en la luna.
El hombre sale de noche a buscar recién nacidos que están predestinados a estar juntos, y a los cuales les ata un hilo rojo en el dedo meñique, una especie de guía que ayudaría a las personas a encontrarse con el amor de su vida.
Otra versión nos narra la historia de un joven emperador nipón, que un día decide traer a su corte una misteriosa hechicera que tiene la capacidad de ver el hilo rojo. La búsqueda comienza y la mujer y el emperador llegan a un mercado, donde una pobre campesina sostenía a un bebe en brazos, la bruja hizo que la joven se pusiera de pie y le dijo al emperador: “Aquí termina tu hilo”. Molesto con bruja, creyendo que aquello era una broma de mal gusto, empuja a la campesina y su bebe cayo, lastimándose la frente. La hechicera es condenada a muerte, mientras aquel episodio es olvidado en el palacio. El tiempo pasa y el emperador debía casarse, la corte le recomendó que se casara con la hija de un general poderoso. El gran día llego y el emperador pudo ver por primera vez a su futura esposa, una mujer con una cicatriz en la frente.
POR QUÉ EN EL DEDO MEÑIQUE
La razón es la sangre, más precisamente la arteria cubital (o ulnar), esta conecta nuestro corazón con el dedo meñique. Esta vena equivale al hilo rojo y se dice que se extendería por el mundo hasta unirse a la arteria y llegar al corazón de otra persona.
OTRA LEYENDA
Platón en su obra llamada “El Banquete” dice que en un principio, cuando los dioses nos crearon, éramos un ser de cuatro brazos, cuatro piernas, dos cabezas unidas por el cuello circular y perfectamente semejantes, hasta que Zeus, los separó.
Estos seres podían estar compuesto de hombre + hombre, otro de mujer + mujer y un tercero (el ‘andrógino’), de hombre + mujer. Estos seres vanidosos, comenzaron pelearse entre ellos. Zeus, cansado de su vanidad, los partió por la mitad. A pesar de esto, el dios sintió compasión y ordeno que se les girara la cara. Así la humanidad esta condena a buscar su otra mitad.