Son especies muy distintas, pero se puede lograr que convivan en armonía, para eso, una de las principales recomendaciones es necesario intercambiar sus olores, puesto que, de esta forma, se irán familiarizando el uno con el otro.
Una forma de que ambos se acostumbren a sus olores, es acariciando a uno, para después ir acariciando a otro, esto ayuda a disminuir la agresividad, ansiedad o cualquier emoción fuerte que ambos lleguen a sentir al no estar acostumbrados a interactuar con esa especie.
Pero cuando se adopta un segundo animal, siendo que ya hay uno en casa, hay espacios que deben definirse para una buena convivencia.
En este caso, cuando se adopta un perro, es muy posible que el gato no tolere al canino recién llegado, al ser los gatos muy territoriales, verá al perro como un ser invasivo.
El educador Gregorio Sánchez recomienda que al principio el felino debe estar en una habitación a la cual, el perro no tenga acceso, a si el can puede explorar la casa abiertamente, este lapso de separación debe de ser por un alrededor de 3 días.
Al momento de juntarlos, tiene que ser lo más controlado posible, en este caso se sujeta al felino, así el perro podrá acercarse a olerlo, por su parte, el perro debe de contar con una correa extensible, en caso de que alguno se ponga nervioso, poder separarlos a tiempo.
La vigilancia se puede reducir de poco en poco, cuando ambos animalitos se respeten, así como sus espacios asignados.