Cuando tenía 12 años visitó por primera vez la Arena Coliseo de Mexicali, los vuelos, llaves, gritos, piruetas y golpes la hicieron encontrar su vocación.
Baronesa es la menor de cinco hermanos, es un caso atípico al no ser de una familia de luchadores. Rompió el molde y decidió entrenar para dedicarse de lleno a la lucha libre, este deporte que combina el teatro y el folklore mexicano, tan antiguo que data desde finales del siglo XIX, pero es hasta la actualidad que las mujeres han empezado a abrirse un camino.
“Me enamoré de ver cómo existen personas para poder volar, para hacer cosas que creíamos imposibles, no había mujeres, decidí entrenar con mi maestro Mr. Tempest y aquí estamos”, dijo la luchadora de 23 años.
En su antifaz reproduce los bordes de Mr. Tempest, pero ella la adaptó con diamantes y mantiene el color negro, ad hoc al bando de los rudos por el que siempre ha luchado.
Pero para llegar hasta el personaje al que da vida, hay que retroceder a cuando tenía 12 años y entrenó por vez primera, los sacrificios que ha tenido que hacer ya empiezan a rendir frutos.
“Así como me ha dado, la lucha también me ha quitado muchas cosas, me ha dado viajes, amigos, conocer a buenos amigos y también me ha quitado a algunos, me ha quitado tiempo con mi familia, pero ver una arena López Mateos llena, gritando mi nombre, vale la pena”.
Un accidente al llegar a la Ciudad de México le causó una lesión que necesitó de operación y estuvo seis meses inactiva. Tras terapias y conseguir un trabajo fuera de la lucha libre, pudo regresar a los cuadriláteros y tener una nueva oportunidad.
“Volví a entrenar, hubo mucha gente que me ayudó, me impulsaron a regresar, después de eso decidí ya no regresarme”.
Una vez en el negocio, las cosas no han sido sencillas, Baronesa lleva una lucha abajo del ring, esa que busca la igualdad en salarios, mejores posiciones en los carteles y respeto de parte de colegas.
“Cuando yo debuté fue una parte difícil en mi carrera, los luchadores te ponen muchas trabas, te ponen el pie, el decir que ´es mujer y no sabe luchar´, ´es mujer´ y ´por qué ella, no va a rendir igual que los hombres´, creo que ese machismo se va acabando”.
La lucha libre femenil inició en la Ciudad de México en 1935, adquirieron popularidad, en la década de los cincuenta fueron vetadas. Las mujeres volvieron al cuadrilátero en la capital del país en 1986 y desde el 2005 el Consejo Mundial de Lucha Libre (CMLL) tiene en su plantilla a cerca de 200 luchadores.
En las principales arenas del país los carteles siguen siendo protagonizados por hombres, es difícil que las mujeres ocupen la cabeza, pero han avanzado.
“Si tú mirabas un cartel de lucha libre, las mujeres estaban en las primeras y segundas luchas, pero estoy orgullosa de haber encabezado ya muchas carteleras, he estado también en las primeras, pero hay luchadores que dicen ´si ella va arriba que yo, entonces no lucho´, hay hombres que no les gusta ver luchas de mujeres, pero nos hemos ganado un lugar”.
El 23 de junio del 2018 Baronesa consiguió uno de los triunfos más importantes de su carrera al derrotar a la Hija de Porky ante un lleno en la arena López Mateos, su admiración por Faby Apache y Blue Demon la impulsan día a día.
Es así que entre maromas, horas de gimnasio, viajes cada semana, Baronesa mantiene su lucha diaria en un deporte dominado históricamente por hombre, pero que ellas esperan tomar pronto.