En la sala de su casa reposa una pelota de beisbol en una caja de acrílico. De un lado se lee: “Poniente 4-0 Rural”; del otro dice “Pelota del último out”. Lleva ahí 17 años y seguirá por muchos más.
Aunque el tiempo se encargue de borrar algunas letras, en la memoria de César Bielma siguen vivos los recuerdos de aquel domingo 27 de julio, cuando tiró un juego sin hit ni carrera ante la Liga Rural del Valle en el campeonato estatal de Primera Fuerza de la Asociación Estatal de Beisbol de Baja California (AEBBC).
Formaba parte de la Liga Poniente de Mexicali, el naciente circuito que debutó en plan grande ese año en el estatal y bajo el mote de “La Potente” llegaron hasta la serie final.
Con el boleto en mano para la tercera fase del campeonato, la Poniente visitó a la Rural en el campo Azteca del kilómetro 43 y en el juego matutino los habían dejado tendidos en el terreno.
Para el segundo de la cartelera, tocó el turno para César Bielma, quien nueve entradas después logró la hazaña del doble cero, de las pocas que se recuerdan en un campeonato estatal de Primera Fuerza.
“Ya teníamos el pase asegurado, fue un cuadro diferente, algunos no eran los titulares y así se dieron las cosas”, dijo, “uno como pitcher siempre sale a hacer su trabajo, salir y ganar el juego, siempre he pensado como ganador, no iba a salir a pasar la bola, quería ganarlo y las cosas se dieron”.
Esa tarde hizo batería con Pedro Delgado y al primer bateador que enfrentó fue a Gerardo González a quien regaló base por bolas. Pero después empezó a retirar en fila a sus rivales y no volvió a regalar boleto hasta el sexto episodio.
“Como pitcher uno casi no piensa en eso en el inicio y vas entrada por entrada, bateador por bateador, yo me di cuenta como en la quinta, pero en la sexta regalé una base y luego me cometieron error”.
Fue ahí cuando la tensión se apoderó del ambiente en aquella calurosa tarde en el campo Azteca. “A pesar de la base por bolas, me puse nervioso y se va poniendo tenso el juego, para uno como pitcher y también para los compañeros”.
Sentado en una hielera en el dugout visitante, alejado de sus compañeros, Bielma ya no podía pensar en otra cosa y se acercaba el tercio final del encuentro.
“En esa entrada (séptima) entré más presionado, me sentía muy bien físicamente y del brazo, todos los pitcheos los ponía donde quería”.
Pero vinieron bases a los hermanos Rogelio y Manuel del Campo. La amenaza se acabó pronto con un par de elevados y un ponche.
En la novena, la joyita se adornó con una jugada a la defensiva que salió de un batazo de Francisco Mendiola.
“Le tiré una recta afuera, la conectó bien y (Guadalupe) Mayorga estaba de filder, la corrió bien, la agarró, no sabemos si se tropezó”.
Para el out 27 dominó al bateador y se había concretado la hazaña. Sus compañeros salieron del dugout y un aturdido Bielma, que aún no digería bien lo conseguido, era felicitado por todos.
“No pensaba en nada, me sentía muy contento, las felicitaciones de todo el mundo, personas que ni conocía, fue una experiencia muy bonita”.
Ese juego sin hit ni carrera lo hizo objeto de un reconocimiento especial de parte de la AEBBC. La selección de la Liga Poniente llegó a la final, mermados por la ausencia de algunos compañeros perdieron la serie final ante la Municipal de Ensenada.
Pero la hazaña del doble cero adornó una temporada de ensueño para Bielma y su equipo. “Fue algo mágico, para un pitcher tirar algo así es algo increíble. En infantiles nunca pude, estuve cerca, pero se acaba con un ‘texas’ o algo así”.