/ sábado 13 de julio de 2024

“La culpa y el deseo”, una novela que explora lo salvaje de América Latina

Jaime Homar ha escrito en su nueva novela donde el viaje iniciático de “Bernardo” un joven escritor europeo que, en la búsqueda de sentido, decide viajar a América Latina

Como un desdoblamiento de su propia personalidad y visión crítica del espíritu europeo contemporáneo, el escritor franco-español Jaime Homar ha escrito en su nueva novela “La culpa y el deseo” (Tusquets, 2024), el viaje iniciático de “Bernardo” un joven escritor europeo que, en la búsqueda de sentido, decide viajar a América Latina atraído por la cultura y literatura colombiana.

“‘Bernardo’ es un personaje deseoso de construir su propia personalidad, pero que ha notado que el mundo europeo puede llegar a estrangularlo, por ser tan predecible, tan estructurado y conservador. Es por eso que decide viajar a Colombia, ya que representa un mundo que supone más real y más vivo, muy al estilo de las novelas medievales.

“Es una especie de caballero moderno que ha salido con su caballo para andar por las calles hasta transformarse por completo”, explica Homar, en entrevista con El Sol de México.

Esta actitud y este sentimiento, reconoce el autor, ha estado presente en la obra de varios escritores europeos, como Charles Baudelaire, Arthur Rimbaud, Marcel Proust y hasta Luis Cernuda, marcados por el hastío y el asombro de la entonces creciente modernidad. Una forma de escritura que considera aún persiste, pero “a la inversa” en un intento por experimentar un estado salvaje, palpable en la vida y en las letras.

“Baudelaire me enseñó aparte del sentido de la modernidad, el cuidado de la escritura. En ‘Bernardo’ sucede que lo que quiere es una realidad primigenia, que en Colombia le parece una realidad pura y dura”, agrega Jaime Homar, quien trae a la conversación la existencia en su novela de un personaje femenino apodado “la pandera”, en cuya figura se conjuntan las tradiciones de las mujeres de la región y un casi don intuitivo de ver la vida.

Aunque la decisión de su personaje de llegar a aquel país sudamericano pareciese arbitraria, en su decisión como escritor estuvo siempre presente la sorpresa que le ha dejado la literatura colombiana y latinoamericana, la cual le pareció un universo completamente ajeno al que estaba acostumbrado a leer en Europa.

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De entre la obra colombiana que, afirma, ha cambiado por completo su percepción de la literatura, menciona, que por su puesto se encuentra la de Gabriel García Márquez, además de Álvaro Mutis y Juan Gabriel Vásquez, autor de libros como “El ruido de las cosas al caer” (2011) o “Las reputaciones” (2013). También Juan Cárdenas y Carolina Sanín, entre otros. En todos ellos encontró como factor común obras que califica de calidad mítica.

“Después de muchas lecturas, uno se da cuenta que no está solo. Toda obra se construye desde la humildad, uno escribe cuando pone en diálogo a los escritores que lo formaron, desde aquella que se comunicaba de vía oral”, comenta el autor, quien trae a la memoria reflexiones de autores como el cubano Guillermo Cabrera Infante, que decía que la literatura es una acción vital o Milan Kundera, que pensaba que cada novela era una vía de exploración del conocimiento, tan dura como la experimentación en las ciencias exactas.

Como un desdoblamiento de su propia personalidad y visión crítica del espíritu europeo contemporáneo, el escritor franco-español Jaime Homar ha escrito en su nueva novela “La culpa y el deseo” (Tusquets, 2024), el viaje iniciático de “Bernardo” un joven escritor europeo que, en la búsqueda de sentido, decide viajar a América Latina atraído por la cultura y literatura colombiana.

“‘Bernardo’ es un personaje deseoso de construir su propia personalidad, pero que ha notado que el mundo europeo puede llegar a estrangularlo, por ser tan predecible, tan estructurado y conservador. Es por eso que decide viajar a Colombia, ya que representa un mundo que supone más real y más vivo, muy al estilo de las novelas medievales.

“Es una especie de caballero moderno que ha salido con su caballo para andar por las calles hasta transformarse por completo”, explica Homar, en entrevista con El Sol de México.

Esta actitud y este sentimiento, reconoce el autor, ha estado presente en la obra de varios escritores europeos, como Charles Baudelaire, Arthur Rimbaud, Marcel Proust y hasta Luis Cernuda, marcados por el hastío y el asombro de la entonces creciente modernidad. Una forma de escritura que considera aún persiste, pero “a la inversa” en un intento por experimentar un estado salvaje, palpable en la vida y en las letras.

“Baudelaire me enseñó aparte del sentido de la modernidad, el cuidado de la escritura. En ‘Bernardo’ sucede que lo que quiere es una realidad primigenia, que en Colombia le parece una realidad pura y dura”, agrega Jaime Homar, quien trae a la conversación la existencia en su novela de un personaje femenino apodado “la pandera”, en cuya figura se conjuntan las tradiciones de las mujeres de la región y un casi don intuitivo de ver la vida.

Aunque la decisión de su personaje de llegar a aquel país sudamericano pareciese arbitraria, en su decisión como escritor estuvo siempre presente la sorpresa que le ha dejado la literatura colombiana y latinoamericana, la cual le pareció un universo completamente ajeno al que estaba acostumbrado a leer en Europa.

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De entre la obra colombiana que, afirma, ha cambiado por completo su percepción de la literatura, menciona, que por su puesto se encuentra la de Gabriel García Márquez, además de Álvaro Mutis y Juan Gabriel Vásquez, autor de libros como “El ruido de las cosas al caer” (2011) o “Las reputaciones” (2013). También Juan Cárdenas y Carolina Sanín, entre otros. En todos ellos encontró como factor común obras que califica de calidad mítica.

“Después de muchas lecturas, uno se da cuenta que no está solo. Toda obra se construye desde la humildad, uno escribe cuando pone en diálogo a los escritores que lo formaron, desde aquella que se comunicaba de vía oral”, comenta el autor, quien trae a la memoria reflexiones de autores como el cubano Guillermo Cabrera Infante, que decía que la literatura es una acción vital o Milan Kundera, que pensaba que cada novela era una vía de exploración del conocimiento, tan dura como la experimentación en las ciencias exactas.

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