Notario, novelista y actor

Una observación del reciente trabajo artístico de Arturo López Corella

Joaquín A. Pineda

  · miércoles 3 de octubre de 2018

Turista Cultural


Anteriormente escribí que ésta era la época en que la ciudad despertaba de su hibernación cultural, pero no me esperaba tanta actividad días antes del anticipado Festival de Octubre. En una semana tuvimos dos obras de teatro con lleno total, una presentación literaria y una convención de anime y cómics. Por cuestiones de espacio y tiempo me concentraré en la obra “Le falta un trago a mi cruz”, dirigida por Norma Bustamante y presentada por segunda vez este pasado 25 de septiembre en el Foro Experimental del Ceart.

La obra es una adaptación del libro escrito por el notario y novelista Arturo López Corella, quien además de ser el autor, interpretó el papel protagónico. Al mismo tiempo literatura negra y drama legal, la obra se nutría por la naturalidad de sus personajes y sus interacciones, en especial del protagonista. Si López Corella destacó por su actuación suelta y natural es porque -así lo quiero suponer- no fue una actuación del todo, sino una extensión de situaciones que ha experimentado o atestiguado de primera mano. También es posible que siguió aquel consejo de Ernest Hemingway y trabajó tanto en su técnica literaria que nos convenció de que todo fue verídico.

Su actuación también me hizo recordar otra frase, ésta del “Elogio a la ociosidad” del filósofo británico Bertrand Russell (a quien he citado numerosas veces en esta columna). Russell escribe: "[Los trabajadores] consideran el trabajo como debe ser considerado, como un medio necesario para ganarse el sustento, y, sea cual fuere la felicidad que puedan disfrutar, la obtienen en sus horas de ocio". Aquí el concepto de ocio adquiere otra tonalidad, nada que ver con acostarse en un sillón y dividir nuestra atención entre Netflix y las redes sociales en nuestra tablet o celular. López Corella, como es el caso de muchos artistas locales, tiene un trabajo "normal y respetable" que lo sustenta mientras persigue sus sueños artísticos con una alegría, una seriedad y una pasión envidiables.

Si bien es cierto que no cualquier persona que patea una pelota ansía ser Leonel Messi, que no cualquier persona que levanta una pesa anhela ser el siguiente Mr. Olympia, también es cierto que no todo actor que sube a un escenario busca ser el próximo Stanislavski o De Niro o DiCaprio. Esto no invalida su esfuerzo ni devalúa la calidad de su trabajo. Sólo explica la satisfacción pura que experimenta.

No sé qué le depara a Arturo López Corella como actor y, siendo franco, dudo que sea algo que lo distraiga mucho. Él seguirá protagonizando su obra, disfrutando del momento, de la atención y los aplausos del público y el apoyo del elenco, recorriendo un camino donde la recompensa es el viaje y no el destino.

“Le falta un trago a mi cruz” se presentará nuevamente en admisión libre el próximo miércoles 24 de octubre a las 20:00 horas, en el Foro Experimental del Ceart.


Joaquín A. Pineda

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