Identificarse con alguien y sentir que respeta tu identidad es de suma importancia al crear vínculos y es justo así como Joaquín Alberto Pineda Martínez se ha acercado a sus alumnos para crear clases amenas que motiven el aprendizaje.
Este mexicalense es licenciado en Docencia del Idioma Inglés por parte de la UABC y actualmente imparte clases de Inglés, Literatura y Temas de Filosofía a nivel preparatoria, que ya han regresado de forma 100% presencial.
Una de sus grandes pasiones es la escritura, cuenta con varias obras literarias publicadas y ha sido becado por la Secretaría de Cultura en el Programa de Estímulos a la Creación y Desarrollo Artístico (PECDA) para seguir persiguiendo esta carrera.
Su facilidad de palabra lo ha llevado a colaborar con varios programas como “La Carretera” de Radio UABC y como columnista cultural en esta casa editorial, además de realizar transmisiones en vivo por la plataforma Twitch compartiendo su gusto por los videojuegos.
“Mi actual rutina consiste, además de impartir clases presenciales, en revisar el material que se utilizará para dichas clases y calificar trabajos. Cada día dedico al menos una hora a leer libros de todo tipo y a escribir, mi pasión principal. Durante el tiempo restante me enfoco en mis hobbies, como lo es ver documentales y series o jugar videojuegos ya sea en privado o en PinedaPlays, mi canal de Twitch”.
En lugar de ocultar sus facetas fuera de la escuela, Pineda permite que sus alumnos las conozcan y se acerquen para generar empatía. “El primer paso para que ellos lo vean como algo positivo es que tú mismo lo normalices. En la mayoría de los casos, ocultar algo le añade un subtexto de culpa, ¿no? ‘¿Por qué no quiere que nos enteremos?’ ‘¿Está haciendo algo malo?’ Como si se tratara de algo vergonzoso, al menos en el caso de ser streamer. Lo hago más por diversión que por otra cosa”.
“En cuanto a ser escritor, los chicos demuestran interés por leer mi trabajo y a veces me piden algún tipo de asesoría si también gustan de escribir. Yo encantado de ayudarles”.
Esta experiencia ayuda a amenizar las clases, permitiendo tener una relación horizontal, en vez de ser impositivo, convenciéndolos de apoyarlo a lograr juntos la meta de llevar armoniosamente la clase y terminar con un aprendizaje.
“Encima de eso coloco referencias a cultura pop y memes en mis explicaciones y ejemplos. Esto le quita lo monótono tanto para los alumnos como para mí. También es valioso para ellos ver que un adulto funcional puede tener los mismos gustos que ellos”.
“Estoy consciente que aunque sea un adulto joven, no dejo de ser el adulto en el salón. No podremos fraternizar tanto por la diferencia de edades y de roles, pero eso no me impide tratar a mis alumnos con respeto y con humanidad”.
Más que aprender nuevas dinámicas o técnicas de enseñanza, menciona que ha conseguido éxito deshaciéndose de actitudes y modelos de pensamiento que entorpecen el trabajo. “Creo que el error más grave que puedes cometer como profesor es tomarte a ti mismo demasiado en serio, como si fueras el centro del universo de tus alumnos y ellos estarán al pendiente de cualquier palabra que salga de tu boca. La ‘autoridad’ es tan solo su consentimiento a recibir tus instrucciones. Además, ‘alumno’ es tan solo una faceta de tantas para ellos, como lo puede ser ‘hijo’, ‘hermano’, ‘empleado’, ‘amigo’, hasta ‘padre’ o ‘madre’ en algunos casos. Somos un apoyo para ellos, no un obstáculo a vencer”.
Pero justo como él ha transmitido conocimientos, también ha recibido una que otra lección de vida. “Tal vez la experiencia más importante que he tenido en más de 10 años como docente fue aquella vez que invitaron a los chicos de mi plantel a organizar una posada para una casa hogar. Hubo un cambio radical donde hasta los alumnos más apáticos aportaron algo para darles una bonita experiencia a los niños y niñas ese día; esto me llevó a la conclusión de que las nuevas generaciones no han perdido el sentido de la empatía, la solidaridad y el deseo de comunidad”.
“Esta cualidad tan increíble no saldrá a relucir si nos rendimos, los tratamos con desprecio y tratamos de forzarlos en un molde anticuado en vez de ayudarlos a construir su propia identidad. A ellos les heredaremos el mundo nos guste o no; es inaudito querer enseñarles a repetir los errores y conductas negativas del pasado. Cada generación tiene el reto de ser mejor que la anterior”.
