ENTRE TECLAS
Las grandes zonas agrícolas que han sido explotadas desde el punto de vista agrícola durante muchos años o décadas requieren atención, mantenimiento y modernización para que sigan produciendo los alimentos y las materias primas que el ser humano requiere para su sobrevivencia y desarrollo.
Tal es el caso del distrito agrícola que abarca el valle de Mexicali y San Luis Río Colorado. Durante muchas décadas esta región ha sido utilizada desde el punto de vista agrícola y poca atención ha recibido en cuanto al mejoramiento de suelos. Es común escuchar a los productores decir “la tierra no da más porque está cansada”. Y tienen razón, la tierra “está cansada” porque desde hace más de 100 años ha producido algodón, trigo, forrajes, hortalizas y cultivos frutales perennes, en tanto los programas serios de regeneración o recuperación de suelos prácticamente se pueden contar con los dedos de una mano.
Recientemente México participó en un evento preparado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) denominado Nuevo Marco de Acción de la Alianza Mundial por el Suelo 2022-2030 con el objetivo de atender los grandes retos que enfrentan los suelos del planeta y contribuye a la gobernanza global de este recurso.
La directora general de Políticas, Prospección y Cambio Climático de la Secretaria de Agricultura, Sol Ortiz García, expuso que con este enfoque se contribuye a garantizar una gestión sostenible de los suelos y a impulsar la restauración de los suelos degradados, esto para la prestación de sus servicios ecosistémicos. También detalló que se apoya el nuevo marco de acción, ya que promueve el conocimiento, sensibilización y la defensa de este recurso natural y contribuye a evaluar, cartografiar y supervisar la salud del suelo de forma armonizada, además de fomentar la cooperación técnica, en el que se incluye el género y la juventud.
Precisó que México ha trabajado para crear una mayor conciencia mundial y local sobre la importancia de la gestión sostenible del suelo y para guiar las políticas destinadas a abordar problemas como la erosión, la salinización y la contaminación o cuestiones como la conservación de la biodiversidad, la fijación de carbono y los desequilibrios de nutrientes.
Ahora lo que falta ver es que estos objetivos y planes de recuperación de suelos, se bajen a la vida real con el fin de garantizar a los productores del campo un real programa de rehabilitación y nivelación de suelos que le garantice a los campesinos la producción de buena calidad y volumen, además de disminuir los niveles de agua en cada cultivo.
Todavía hay una importante superficie en el valle de Mexicali sin uso agrícola, que por diversos motivos, los productores no han podido sembrar.
Ojalá, pues, que las autoridades del gobierno federal pasen de las palabras a los hechos, presentando un programa efectivos de recuperación de suelos con el propósito de que el valle siga siendo orgullo agrícola de los cachanillas.