/ jueves 20 de junio de 2024

México: El salto al desarrollo

Cuauhtémoc López Guzmán

“México: El salto al desarrollo” es el título de mi nuevo libro donde señalo que México posee los activos y recursos suficientes para ser una potencia económica.

Foto: Diego Sandoval / La Voz de la Frontera

En el libro identifico los determinantes socioeconómicos y políticos que mantienen al país en el subdesarrollo. Para lograr salir del tercer mundo y convertirnos en una potencia tecnológica, recomiendo la necesaria aplicación de una política industrial estratégica de largo plazo.

El gobierno actual, encabezado por Andrés Manuel López Obrador, ha delineado una política de cambio político a la que llama Cuarta Transformación, que carece de estrategia y de una definición clara, además de que se desconoce su alcance, los tiempos de cumplimiento y las formas para evaluar los resultados.

Para mí una transformación radical de nuestra economía y sociedad sería pasar del tercer mundo y convertirnos en una nación desarrollada de altos ingresos. Esto solo será posible con el diseño y ejecución de una política industrial estratégica guiada por el Estado, en forma descentralizada y flexible con la clase empresarial mexicana.

El fenómeno de desarrollo vertiginoso observado en Japón después de la posguerra, el de los tigres asiáticos (Corea del sur, Taiwán, Singapur, Hong Kong) en los años ochenta y el registrado más recientemente por China, no tienen otra explicación de que ese rápido crecimiento se debe a la planificación del crecimiento a través de una intensa aplicación de una política industrial. Esta intervención del Estado desarrolló nuevas ventajas comparativas y elevó el ingreso por habitante de esos países en un tiempo tan reducido que no tiene precedente en la historia económica mundial.

Como en México no existe una política industrial y comercial estratégica a largo plazo, no tenemos empresas ni empresarios que potencialicen el crecimiento económico endógeno.

Así que cada sexenio el Presidente y los gobernadores viajan a Europa, Asia y Estados Unidos para que los empresarios extranjeros instalen sus fábricas, inviertan y generen empleo en México. Esta situación se ha vuelto tan normal que los medios de comunicación y los gobernantes se sienten orgullosos de que el país reciba inversión extranjera.

Lo que no se piensa ni se dice es porqué a nuestros empresarios y sus empresas no se les invita a instalar sus fábricas en otras naciones. Es evidente que ayer y hoy la falta de una política industrial nos mantiene como un país maquilador y armador de productos y procesos inventados en las naciones industrializadas.

Por razones ideológicas, en México algunos gobernantes desprecian a los empresarios mexicanos acusándolos de explotadores y clasistas. Sin embargo, viajan a otras naciones a rogarles a los empresarios extranjeros que vengan a invertir en México.

El libro lo pueden adquirir a partir de agosto en el Departamento Editorial de la UABC: libreriauabc.com. 6865521056


Cuauhtémoc López Guzmán

“México: El salto al desarrollo” es el título de mi nuevo libro donde señalo que México posee los activos y recursos suficientes para ser una potencia económica.

Foto: Diego Sandoval / La Voz de la Frontera

En el libro identifico los determinantes socioeconómicos y políticos que mantienen al país en el subdesarrollo. Para lograr salir del tercer mundo y convertirnos en una potencia tecnológica, recomiendo la necesaria aplicación de una política industrial estratégica de largo plazo.

El gobierno actual, encabezado por Andrés Manuel López Obrador, ha delineado una política de cambio político a la que llama Cuarta Transformación, que carece de estrategia y de una definición clara, además de que se desconoce su alcance, los tiempos de cumplimiento y las formas para evaluar los resultados.

Para mí una transformación radical de nuestra economía y sociedad sería pasar del tercer mundo y convertirnos en una nación desarrollada de altos ingresos. Esto solo será posible con el diseño y ejecución de una política industrial estratégica guiada por el Estado, en forma descentralizada y flexible con la clase empresarial mexicana.

El fenómeno de desarrollo vertiginoso observado en Japón después de la posguerra, el de los tigres asiáticos (Corea del sur, Taiwán, Singapur, Hong Kong) en los años ochenta y el registrado más recientemente por China, no tienen otra explicación de que ese rápido crecimiento se debe a la planificación del crecimiento a través de una intensa aplicación de una política industrial. Esta intervención del Estado desarrolló nuevas ventajas comparativas y elevó el ingreso por habitante de esos países en un tiempo tan reducido que no tiene precedente en la historia económica mundial.

Como en México no existe una política industrial y comercial estratégica a largo plazo, no tenemos empresas ni empresarios que potencialicen el crecimiento económico endógeno.

Así que cada sexenio el Presidente y los gobernadores viajan a Europa, Asia y Estados Unidos para que los empresarios extranjeros instalen sus fábricas, inviertan y generen empleo en México. Esta situación se ha vuelto tan normal que los medios de comunicación y los gobernantes se sienten orgullosos de que el país reciba inversión extranjera.

Lo que no se piensa ni se dice es porqué a nuestros empresarios y sus empresas no se les invita a instalar sus fábricas en otras naciones. Es evidente que ayer y hoy la falta de una política industrial nos mantiene como un país maquilador y armador de productos y procesos inventados en las naciones industrializadas.

Por razones ideológicas, en México algunos gobernantes desprecian a los empresarios mexicanos acusándolos de explotadores y clasistas. Sin embargo, viajan a otras naciones a rogarles a los empresarios extranjeros que vengan a invertir en México.

El libro lo pueden adquirir a partir de agosto en el Departamento Editorial de la UABC: libreriauabc.com. 6865521056