A mí ¿cómo me afecta lo de la Supremacía Constitucional? Por poner ejemplos rápidos: Pueden aprobar la esclavitud, la tortura, eliminar la libre expresión o tener la facultad de decidir qué empresas pasan a ser manos del gobierno y nadie podrá legalmente hacer nada al respecto.
Y pudiéramos decir: No, cómo crees que aprobarían cosas así, pudieran, pero no creo que se atrevan. Para empezar, no deberíamos estar con el miedo de que dependa de la decisión de un solo partido (porque sí, en realidad hacen lo que un solo partido les dice) si se violan derechos humanos o no, además analicemos las formas en que están haciendo todo para poder lograr tener ese poder.
El 24 de octubre en la noche lo estaban aprobando los senadores, el 30 de octubre lo aprobó la Cámara de Diputados, en menos de 24 horas 23 Congresos locales de los 17 que se necesitaban ya lo habían aprobado y para la noche del 31 de octubre la presidenta Claudia Sheinbaum lo promulgó en el Diario Oficial de la Federación. En una semana y con la mano en la cintura nos quitaron a las personas la posibilidad de defendernos legalmente ante cualquier burrada que se les ocurra hacer.
No hay diálogo, no hay opciones, negociaciones, todo es a su manera o no es, solo ellos tienen la razón, sin sustento de que lo que están haciendo es lo que funciona, sin preguntarle a las personas y todavía atacando a los que sí son expertos en el tema que quisieron abrir el debate. Y lo peor, votan sin siquiera saber lo que están votando, se tropiezan con lo que ellos mismos aprobaron y a muchos -cuando los periodistas los encaran- no saben ni explicar qué fue lo que se reformó, mucho menos sus implicaciones. Y todo bajo la justificación de que son representantes de la mayoría.
Pero no se equivoquen, que sus egos no les ganen, llegaron con la mayoría de los votos de quienes fuimos a votar, pero tomemos el ejemplo de Baja California: Si del 100% de bajacalifornianos que podíamos votar solo salimos el 48% y llegaron con el cincuenta y tantos por ciento de ese 48%, significa que entonces sólo votaron por ustedes cerca del 25% de la ciudadanía. Son servidores públicos que llegaron por la mayoría de la votación, pero no por decisión de la mayoría de las personas, así que ni siquiera podemos hablar de una verdadera representación. Les encanta decir que el pueblo está con ustedes, pero la mayoría de las personas prefirió no salir a votar de tanto que repelen a la política.
Si de verdad queremos una transformación, empoderen a las personas, reformen la Constitución para fortalecer mecanismos de participación ciudadana, con educación de calidad, con crear los caminos para que todos podemos salir adelante por nuestra propia cuenta sin la necesidad de apoyos sociales. Reformen para darle más poder a las personas, no más poder a ustedes mismos.