/ domingo 11 de agosto de 2024

La Espiga / La tragedia de San Ysidro

“Proclama tu importancia a la tribu sometida que empieza a aparecer en el fondo del cielo”: VH

El miércoles 18 de julio de 1984 ocurrió la que se conoció como “La masacre del McDonalds de San Ysidro”, donde un desquiciado mental ingresó al restaurante de comidas rápidas para abrir fuego, asesinando a 21 víctimas e hiriendo a otras 19.

Foto: Cortesía Redes Sociales X @Kinglerium

Este suceso fatídico conmocionó a la comunidad de San Diego, California, al país vecino y al mundo entero donde las matanzas colectivas apenas empezaban a trascender a la aldea global.

San Ysidro, comunidad fronteriza perteneciente al condado de San Diego, vecina directa de Tijuana, resintió intensamente este suceso protagonizado por un enfermo mental de nombre James Oliver Huberty, quien logró adquirir varias armas con las que cometió una de las peores tragedias ocurridas en EUA.

Aquel 18 de julio de 1984, casi a las 4:00 pm, Huberty llegó al McDonalds ubicado por el bulevard San Ysidro; iba armado con una pistola semi automática, una carabina Uzi y una escopeta Winchester; llevaba además una considerable provisión de municiones para abastecer a su armamento.

Su objetivo era claramente dispararle a víctimas inocentes. En su mente llevaba la determinación de vengarse del mundo y de la sociedad, de la cual se sentía rechazado, marginado por la falta de oportunidades para él y su familia.

Dentro del restaurante se encontraban alrededor de 50 clientes y varios empleados. Las crónicas de la tragedia indican que al principio se pensó en una broma, pero al momento de ver caer a las primeras víctimas empezó la zozobra, el deseo de huir, de buscar protección en algún lugar.

Al ser una comunidad vecina de Tijuana, era evidente la presencia de mujeres, niños y hombres de origen mexicano y mexicoamericano; ellos fueron brutalmente asesinados.

Hasta las 5:00 pm Huberty seguía disparando a cuanta persona se acercara al lugar; los cercos policiales empezaban a cerciorarse de las posibilidades para contener al agresor. Varios periodistas cercanos a la escena del crimen atestiguaron que el demente pretendía realizar un tiroteo de enormes proporciones.

Al ingresar a la cocina del McDonalds, el criminal encontró a varios empleados de origen mexicano, a quienes acribilló. Finalmente a las 5:17 pm un oficial del grupo SWAT hirió mortalmente a Huberty, con lo que se logró detener a quien sembró el terror en esta comunidad fronteriza. Hoy en este lugar se encuentra un memorial con los nombres de las víctimas.

“Proclama tu importancia a la tribu sometida que empieza a aparecer en el fondo del cielo”: VH

El miércoles 18 de julio de 1984 ocurrió la que se conoció como “La masacre del McDonalds de San Ysidro”, donde un desquiciado mental ingresó al restaurante de comidas rápidas para abrir fuego, asesinando a 21 víctimas e hiriendo a otras 19.

Foto: Cortesía Redes Sociales X @Kinglerium

Este suceso fatídico conmocionó a la comunidad de San Diego, California, al país vecino y al mundo entero donde las matanzas colectivas apenas empezaban a trascender a la aldea global.

San Ysidro, comunidad fronteriza perteneciente al condado de San Diego, vecina directa de Tijuana, resintió intensamente este suceso protagonizado por un enfermo mental de nombre James Oliver Huberty, quien logró adquirir varias armas con las que cometió una de las peores tragedias ocurridas en EUA.

Aquel 18 de julio de 1984, casi a las 4:00 pm, Huberty llegó al McDonalds ubicado por el bulevard San Ysidro; iba armado con una pistola semi automática, una carabina Uzi y una escopeta Winchester; llevaba además una considerable provisión de municiones para abastecer a su armamento.

Su objetivo era claramente dispararle a víctimas inocentes. En su mente llevaba la determinación de vengarse del mundo y de la sociedad, de la cual se sentía rechazado, marginado por la falta de oportunidades para él y su familia.

Dentro del restaurante se encontraban alrededor de 50 clientes y varios empleados. Las crónicas de la tragedia indican que al principio se pensó en una broma, pero al momento de ver caer a las primeras víctimas empezó la zozobra, el deseo de huir, de buscar protección en algún lugar.

Al ser una comunidad vecina de Tijuana, era evidente la presencia de mujeres, niños y hombres de origen mexicano y mexicoamericano; ellos fueron brutalmente asesinados.

Hasta las 5:00 pm Huberty seguía disparando a cuanta persona se acercara al lugar; los cercos policiales empezaban a cerciorarse de las posibilidades para contener al agresor. Varios periodistas cercanos a la escena del crimen atestiguaron que el demente pretendía realizar un tiroteo de enormes proporciones.

Al ingresar a la cocina del McDonalds, el criminal encontró a varios empleados de origen mexicano, a quienes acribilló. Finalmente a las 5:17 pm un oficial del grupo SWAT hirió mortalmente a Huberty, con lo que se logró detener a quien sembró el terror en esta comunidad fronteriza. Hoy en este lugar se encuentra un memorial con los nombres de las víctimas.