“Que todos los dueños de esclavos deberán darles la libertad…” JMM
Las crónicas históricas del Movimiento de Independencia señalan que el Padre de la Patria, don Miguel Hidalgo y Costilla, avanzaba en las primeras jornadas del movimiento revolucionario cancelando los tributos que se le debían pagar al gobierno de la Nueva España.
De igual manera suprimía las distinciones de castas referidas a los privilegios de los españoles peninsulares, a los criollos bien conectados con las autoridades del Virreinato. Sobre todo destacaba su ordenamiento de cancelar la esclavitud de los pueblos originarios, además se confiscaban las propiedades de los españoles, se devolvían a las comunidades indígenas las tierras que pertenecían a ellos y que les habían sido arrebatadas por los conquistadores europeos.
La ruptura con el insurgente don Ignacio Allende se debió a las diferencias que tuvieron respecto a los temas anteriormente señalados. Para reforzar el movimiento insurgente aparece otro enorme insurgente: Don José María Morelos, un mestizo con rasgos de mulato, conocedor de las penurias de los grupos desprovistos de privilegios.
Morelos realmente entendía el sufrimiento de la población esclavizada, de quienes vivían prisioneros en las haciendas de los españoles y criollos, por eso no vaciló en encabezar la Guerra de Independencia hasta convertirse en un genio militar y en el genuino caudillo del movimiento encargado de crear al nuevo país llamado México.
Morelos pasó de ser un humilde cura de pueblo a convertirse en el estratega capaz de unificar a todos los combatientes a favor de la independencia y del fin de la opresión colonial.
A finales del año 1811, Morelos ya había avanzado sobre el centro sur del país, su visión admirable le brindó una orientación clara al levantamiento armado: Se trataba de organizar un nuevo gobierno llamado inicialmente “Suprema Junta Gubernamental de América”, el cual mediante un Congreso americano le otorgaría la soberanía a los nativos mexicanos.
Para 1813, mediante el Congreso de Chilpancingo, Morelos se declara “Siervo de la Nación”, con lo cual ya se concibe a México como una nación libre e independiente.
Su Declaración de Independencia implica recobrar nuestra soberanía usurpada por los conquistadores europeos. En 1814 expide el Decreto Constitucional para la Libertad de la América Septentrional. Al caer prisionero, nuestro líder patriota fue degradado como sacerdote y fusilado.
El Siervo de la Nación, José María Morelos, vivirá por siempre inspirando los ideales de justicia social.