Se llamaba Miguel Gregorio Antonio Ignacio Hidalgo y Costilla Gallaga Mandarte y Villaseñor. Ya convertido en el prócer mayor del México Independiente lo conocemos como Miguel Hidalgo y Costilla (1753-1811).
Don Miguel Hidalgo era originario de Pénjamo, Guanajuato. De familia de hacendados criollos, cursó estudios superiores en Morelia, se convirtió en sacerdote y después en cura de la Parroquia de Dolores, Hidalgo.
Hidalgo, al estar ligado a la formación docente, entró en contacto con las ideas libertarias que inspiraron la Revolución Francesa. La liquidación de la monarquía abrió el camino para la creación de las repúblicas americanas, empezando por los Estados Unidos de Norteamérica.
Independizar a las colonias americanas del yugo imperialista de las potencias europeas se va a convertir en un proyecto vital y en un destino de vida para Hidalgo y para algunos distinguidos personajes perteneciente a su círculo de amigos.
Para esos años formativos, las poblaciones de indígenas, mestizos y criollos mostraban un enorme descontento con el yugo impuesto por la Corona Española, la cual por casi 300 años se había dedicado a esclavizar a los pueblos originarios, a explotar y a saquear las riquezas propias de lo que sería la nación mexicana.
Al arranque del movimiento insurgente, Miguel Hidalgo tenía bastante claros los objetivos de su lucha: “El movimiento actual es grande…se trata de recobrar derechos concedidos por Dios a los mexicanos y usurpados por unos conquistadores crueles, bastardos e injustos, que auxiliados por la ignorancia de los naturales y acumulando pretextos santos y venerables, pasaron por usurparles sus costumbres y propiedades para convertirlos vilmente de hombres libres a la degradante condición de esclavos…”.
Después del Grito de Dolores aquel 16 de septiembre, don Miguel Hidalgo tiene claro que la primera gran resolución será declarar abolida la esclavitud y los tributos a la Corona Española. Como capitán general del Ejército de Redención, el padre Hidalgo le encomienda al insurgente Ignacio López Rayón que declare la igualdad entre toda la población, sin distinción de castas, con lo cual “…queda abolida la mísera condición de esclavos…”. De esta manera quedaban liberados esclavas y esclavos que vivían en condiciones miserables, despojados de derechos y posesiones, por un gobierno despótico impuesto por los conquistadores extranjeros.
Lo dejó escrito nuestro Padre de la Patria: “Deseamos ser independientes de España y gobernarnos por nosotros mismos…”
De una manera valiente y decidida, el libertador de México don Miguel Hidalgo nos heredó un país soberano.