/ miércoles 4 de mayo de 2022

La cultura sindical

CONTRASENTIDO

Conmemorar el Día del Trabajo siempre evoca revisar las condiciones de la clase trabajadora. Y el bienestar de los obreros depende en gran medida de la fortaleza de los sindicatos.

Por lo anterior es necesario reflexionar sobre la cultura laboral y sindical, sobre todo en épocas de alta inflación que merman el poder adquisitivo de los salarios.

Foto Jorge Galindo

Los grandes cambios económicos vienen precedidos de políticas públicas, mismas que son diseñadas después de arduas negociaciones. Los sindicatos evidentemente les debería de corresponder ser representantes directos de la clase trabajadora. Sin embargo, vemos que muchas veces los intereses de los líderes sindicales se alinean directamente con los del patrón en menoscabo de la calidad de vida de la clase trabajadora. Para evitar lo anterior, se han realizado diversas modificaciones a la Ley Federal del Trabajo para democratizar la vida sindical. Pero aún nos queda mucho camino por recorrer para lograr que los sindicatos cumplan con su función y en gran medida lo que hace falta es trabajar la cultura sindical.

En la sociedad actual el sistema político vía medios de comunicación ha implantado el pensamiento de que los sindicatos atentan contra la productividad de las empresas y organizaciones. Lamentablemente la idea generalizada ocasiona el rechazo en automático a los sindicatos, sin darse cuenta de que son un contrapeso muy interesante contra los abusos patronales y de la voracidad del sistema económico imperante. Cosa curiosa, los únicos sindicatos que gozan de buen prestigio son los que agrupan a los patrones; esos sí, son hasta aplaudidos por los medios y por la sociedad, sobre todo cuando se vuelven críticos contra el Estado, pero si es uno de obreros seguramente se dirá que son holgazanes que no quieren laborar.

Lo peor es que la ignorancia de la cultura sindical ha hecho mella en la propia clase trabajadora, permitiendo que todos los sindicatos se blanqueen y terminen siendo parte de los intereses patronales. La ausencia de clase en los obreros nos tiene sumidos en falta de salarios que realmente respondan a las necesidades esenciales y, mucho menos, de recuperar la calidad de vida.

El equilibrio de las fuerzas productivas es esencial para el desarrollo y crecimiento de cualquier economía. Pero queda de manifiesto que la clase trabajadora no tiene la fuerza que debería de tener. Así que es tarea de todos fortalecer la vida sindical mediante el respeto a los derechos sindicales por la sociedad y con el sentido de conciencia de clase se podrá lograr la anhelada superación de nuestra sociedad.

glinarez@hotmail.com

CONTRASENTIDO

Conmemorar el Día del Trabajo siempre evoca revisar las condiciones de la clase trabajadora. Y el bienestar de los obreros depende en gran medida de la fortaleza de los sindicatos.

Por lo anterior es necesario reflexionar sobre la cultura laboral y sindical, sobre todo en épocas de alta inflación que merman el poder adquisitivo de los salarios.

Foto Jorge Galindo

Los grandes cambios económicos vienen precedidos de políticas públicas, mismas que son diseñadas después de arduas negociaciones. Los sindicatos evidentemente les debería de corresponder ser representantes directos de la clase trabajadora. Sin embargo, vemos que muchas veces los intereses de los líderes sindicales se alinean directamente con los del patrón en menoscabo de la calidad de vida de la clase trabajadora. Para evitar lo anterior, se han realizado diversas modificaciones a la Ley Federal del Trabajo para democratizar la vida sindical. Pero aún nos queda mucho camino por recorrer para lograr que los sindicatos cumplan con su función y en gran medida lo que hace falta es trabajar la cultura sindical.

En la sociedad actual el sistema político vía medios de comunicación ha implantado el pensamiento de que los sindicatos atentan contra la productividad de las empresas y organizaciones. Lamentablemente la idea generalizada ocasiona el rechazo en automático a los sindicatos, sin darse cuenta de que son un contrapeso muy interesante contra los abusos patronales y de la voracidad del sistema económico imperante. Cosa curiosa, los únicos sindicatos que gozan de buen prestigio son los que agrupan a los patrones; esos sí, son hasta aplaudidos por los medios y por la sociedad, sobre todo cuando se vuelven críticos contra el Estado, pero si es uno de obreros seguramente se dirá que son holgazanes que no quieren laborar.

Lo peor es que la ignorancia de la cultura sindical ha hecho mella en la propia clase trabajadora, permitiendo que todos los sindicatos se blanqueen y terminen siendo parte de los intereses patronales. La ausencia de clase en los obreros nos tiene sumidos en falta de salarios que realmente respondan a las necesidades esenciales y, mucho menos, de recuperar la calidad de vida.

El equilibrio de las fuerzas productivas es esencial para el desarrollo y crecimiento de cualquier economía. Pero queda de manifiesto que la clase trabajadora no tiene la fuerza que debería de tener. Así que es tarea de todos fortalecer la vida sindical mediante el respeto a los derechos sindicales por la sociedad y con el sentido de conciencia de clase se podrá lograr la anhelada superación de nuestra sociedad.

glinarez@hotmail.com