Cuauhtémoc López Guzmán
Estamos a poco más de dos meses de que se celebre aquí en Mexicali la Serie del Caribe y es necesario que se realicen obras que mejoren la deteriorada imagen urbana de algunas zonas de la ciudad.
Las mejoras no sólo deben ser estéticas, de adorno, sino de reemplazo, reconstrucción y limpieza de avenidas, camellones y de acceso a la ciudad; por supuesto, también embellecer la ciudad no está de más. Lo urgente es limpiar las entradas a la ciudad, especialmente la continuación de la calle Novena. La avenida Abelardo L. Rodríguez, desde la Novena hasta la Aduana fronteriza, el camellón está descuidado y sucio; la avenida no tiene pintado los carriles y a la orilla del camellón y sobre las aceras están acumuladas varias capas de tierra, supongo que el ayuntamiento no tiene barredoras.
Justo frente a la Aduana fronteriza, por donde ingresan y salen los turistas extranjeros, están unas barras de colores y toda esa sección está llena de basura, arbustos secos y botellas de refrescos y latas de cerveza tirados.
Qué vergüenza me da cuando me visitan parientes y amigos estadounidenses y europeos. Lo primero que ven al ingresar a la capital del Estado por la garita Este es basura e incluso perros desnutridos recorriendo las calles, algunos atropellados en medio de la vía pública.
Otro aspecto que demerita la imagen urbana es la recurrente y constante presencia de vendedores callejeros, muchachos limpiaparabrisas y gente de la tercera edad pidiendo limosna. Pero lo peor es ver a niños indígenas haciendo malabares junto a sus padres o las mismas madres ejecutando todo tipo de suertes cargando en sus espaldas a sus bebés.
Pero nuestros gobernantes intentan ponernos una venda en los ojos y todo ese paisaje urbano deteriorado y sucio lo normalicemos y para colmo se atreven a decirnos que vivimos en la mejor ciudad de país del mejor Estado de país. Se nos vende la idea de que Mexicali es una ciudad de vanguardia porque estamos en la frontera, porque somos la capital del Estado, que es una ciudad industrial vinculada al comercio internacional y la globalización económica.
Si, pero la mayor contradicción de esta situación es que también somos una ciudad con los rasgos típicos del tercer mundo: Baches, pavimento de mala calidad, gente pobre pidiendo limosnas en las calles, cientos de perros callejeros, contaminación del aire, camellones llenos de basura. Como en cualquier casa: Que no nos avergüence recibir visitas.