/ viernes 13 de septiembre de 2024

El último eslabón de la democracia y libertad

Esta semana se vivieron días y horas surrealistas para la política en nuestro país, imágenes que inundaron las redes sociales nos trasladaban a escenarios que veíamos lejanos en México.

La discusión, las maniobras, artimañas, las presiones a la oposición por parte del oficialismo y las traiciones de políticos han consumado la reforma al Poder Judicial que impulsó Morena, el presidente López y la presidenta electa Sheinbaum.

Juan Salazar / La Voz de la Frontera

Mucho se habló de parte del sector privado sobre cómo esta reforma afectaría la inversión extranjera en México y cómo lo anterior nos dejará un escenario económico adverso. Nuestros principales aliados comerciales también manifestaron en tiempo y forma su preocupación sobre este tema y cómo podría afectar nuestro principal tratado comercial.

La destrucción y acaparamiento de los órganos independientes y la votación donde tuvo el oficialismo que presionar legisladores, pactar con otros, incluso detener al padre de uno de ellos, nos ha llevado al punto donde ya los conceptos de democracia y libertad se ven lejanos de nuestra realidad.

Irónico que en el mes de nuestra independencia tengamos una regresión como república, donde los valores que tanto han costado a las y los mexicanos como la democracia y la libertad, hoy se encuentren en franco riesgo por -al parecer- una visión obstinada e irresponsable del presidente López.

Hoy el país se encuentra entre una narrativa populista, una parte de la ciudadanía que aún no vislumbra las consecuencias; otra parte de ciudadanos realmente preocupados y una oposición debilitada víctima de sus propias decisiones, pero todos en camino hacia un régimen donde puede reinar el autoritarismo y peligrosamente se pueden concentrar los poderes bajo la visión del oficialismo, desapareciendo contrapesos que son esenciales para un país democrático.

La historia nos ha demostrado una y otra vez, que la concentración de poder nunca ha terminado bien, nos lleva a un terreno peligroso donde el Estado se convierte en juez y parte, la ya mayoría calificada obtenida en las cámaras legislativas del país, el intento de control del Poder Judicial y el claro sometimiento de la presidenta electa a los deseos del todavía inquilino de Palacio, no son un buen augurio para el país.

Hoy nos encontramos en una lucha, en la madre de todas las batallas, donde se juega no sólo la estabilidad económica de un país, sino nuestro futuro como una nación donde exista el derecho de las y los ciudadanos de vivir en un régimen de libertad y democrático; donde existan los contrapesos y no caigamos en el absolutismo donde sólo se nos permite una forma de pensar.

El tiempo se acaba, el tema aún no ha terminado, falta lo que digan las legislaturas de los estados, pero también las acciones de resistencia por parte de los trabajadores del Poder Judicial de la

Federación y de los ciudadanos que ya vieron que la Reforma Judicial es un peligro para México.

De todos depende luchar en las instancias legales que aún existen la defensa del último eslabón de la democracia y libertad.