/ miércoles 24 de julio de 2024

El Muro | Los Algoritmos

Si el acusado de matar a la universitaria, hubiera sido un rico, estaría llevando su proceso en libertad, no encerrado, y juzgado de antemano, por casi toda la sociedad.

Así de disparejo, lleno de ruido, sesgado, es nuestro sistema legal, por eso ocupamos el lugar 132 de 142, en el ranking de estado de derecho a nivel mundial, en la categoría de justicia criminal (WorldJusticeProject.Org).

Juicios desequilibrados, para proteger la imagen de un gobierno, o para satisfacer a una turba iracunda, mas no para resolver un problema, rompe el estado de derecho, la armonía comunitaria.

Juan Salazar / La Voz de la Frontera

Un juicio apegado a derecho, conlleva orden, razonamiento, lógica formal, pero también humanidad, por encima de pasiones (“Discovering the logic of legal reasoning”, “The significance of logic for law”).

Ahora bien, el problema no es este caso, el problema es el enfoque limitado, la cortedad de miras, para abordar el asunto de la inseguridad y muchos otros.

Esto no se resuelve con millones de cámaras, miles de policías, cientos de encarcelados, tampoco con el supuesto ataque a las causas, proveniente de un programa cultural o deportivo, que parece no tener pies ni cabeza.

En medio de esos extremos, hay un campo fértil para la innovación, aunque para eso, se requieren personas valientes, capaces, antes que nada, de aceptar sus limitaciones, para a partir de ahí, trabajar en las alternativas que permitan al bajacaliforniano, vivir en paz.

Para mala fortuna nuestra, las decisiones sesgadas, llenas de ruido, no solo ocurren en el sistema de justicia, sino en toda la estructura gubernamental.

A la inconsistencia en la toma de decisiones, sobre un mismo hecho, usando criterios diferentes, o sea, una vez lo resolvemos de una forma, pero a la siguiente, lo hacemos distinto, se le conoce como ruido (“Noise: How to overcome the high...”).

Nuestros razonamientos, suelen estar llenos de ruido, por simplezas como el estado de ánimo, el calor. En nuestra vida normal, pueden no causar daño, pero no es lo mismo, en un funcionario, diseñando planes operativos, o en un gobernante dictando la ruta a seguir.

Quizá sea un buen momento para que el gobierno, pase la estafeta a los algoritmos, para la toma de decisiones sobre asuntos peliagudos, como la disminución de tasa delictiva, o en la encarcelación de un acusado.

Total, si la autoridad estatal ya se apoya en algoritmos para promover contenido en TikTok, que no pueda usarlo con un mejor fin.

La gente tiende a preferir que sea un algoritmo informático, el que decida sobre un tema complejo, en vez de un humano (“Humans rely more on algorithms…”, “Algorithm appreciation: People prefer…”).

Si el acusado de matar a la universitaria, hubiera sido un rico, estaría llevando su proceso en libertad, no encerrado, y juzgado de antemano, por casi toda la sociedad.

Así de disparejo, lleno de ruido, sesgado, es nuestro sistema legal, por eso ocupamos el lugar 132 de 142, en el ranking de estado de derecho a nivel mundial, en la categoría de justicia criminal (WorldJusticeProject.Org).

Juicios desequilibrados, para proteger la imagen de un gobierno, o para satisfacer a una turba iracunda, mas no para resolver un problema, rompe el estado de derecho, la armonía comunitaria.

Juan Salazar / La Voz de la Frontera

Un juicio apegado a derecho, conlleva orden, razonamiento, lógica formal, pero también humanidad, por encima de pasiones (“Discovering the logic of legal reasoning”, “The significance of logic for law”).

Ahora bien, el problema no es este caso, el problema es el enfoque limitado, la cortedad de miras, para abordar el asunto de la inseguridad y muchos otros.

Esto no se resuelve con millones de cámaras, miles de policías, cientos de encarcelados, tampoco con el supuesto ataque a las causas, proveniente de un programa cultural o deportivo, que parece no tener pies ni cabeza.

En medio de esos extremos, hay un campo fértil para la innovación, aunque para eso, se requieren personas valientes, capaces, antes que nada, de aceptar sus limitaciones, para a partir de ahí, trabajar en las alternativas que permitan al bajacaliforniano, vivir en paz.

Para mala fortuna nuestra, las decisiones sesgadas, llenas de ruido, no solo ocurren en el sistema de justicia, sino en toda la estructura gubernamental.

A la inconsistencia en la toma de decisiones, sobre un mismo hecho, usando criterios diferentes, o sea, una vez lo resolvemos de una forma, pero a la siguiente, lo hacemos distinto, se le conoce como ruido (“Noise: How to overcome the high...”).

Nuestros razonamientos, suelen estar llenos de ruido, por simplezas como el estado de ánimo, el calor. En nuestra vida normal, pueden no causar daño, pero no es lo mismo, en un funcionario, diseñando planes operativos, o en un gobernante dictando la ruta a seguir.

Quizá sea un buen momento para que el gobierno, pase la estafeta a los algoritmos, para la toma de decisiones sobre asuntos peliagudos, como la disminución de tasa delictiva, o en la encarcelación de un acusado.

Total, si la autoridad estatal ya se apoya en algoritmos para promover contenido en TikTok, que no pueda usarlo con un mejor fin.

La gente tiende a preferir que sea un algoritmo informático, el que decida sobre un tema complejo, en vez de un humano (“Humans rely more on algorithms…”, “Algorithm appreciation: People prefer…”).

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