Alto Poder
El Informe Presidencial, sin el Presidente de la República, dejó con un palmo de narices a muchos opositores a su gobierno que querían increparlo y hacer resonar, como protesta, el Palacio Legislativo.
El documento que envió Enrique Peña Nieto al Congreso, donde su partido el PRI es la tercera fuerza, estuvo cargado de cifras que a nadie le interesan y que sirvieron de pie a la oposición para cuestionarlo.
Los pocos amigos que le quedan al PRI en las Cámaras fueron insuficientes para defender los supuestos logros de la actual administración, en un informe desbordado de optimismo.
Resguardado en Palacio Nacional, acompañado por políticos, empresarios y amigos agradecidos por los beneficios que les dejó el régimen priísta, Peña Nieto envió un mensaje el pasado lunes donde reconoció por primera -y quizá única vez- que no cumplió con su promesa de acabar con la inseguridad y la violencia.
Se veía a un hombre cansado, desangelado, sin fuerza, sin coraje, resignado con la derrota, sin la intrepidez de la juventud con que asumió el gobierno del Estado de México y hace seis años, el de la República.
En primer lugar presumió el Pacto por México, ese acuerdo firmado por el PRI, PAN y PRD que sirvió para aprobar 14 reformas estructurales que incluyen la educativa, energética, financiera, de telecomunicaciones, político-electoral, de transparencia, hacendaria y la laboral. De todas éstas, poco o nada quedará cuando tome posesión el nuevo gobierno el 1 de diciembre porque López Obrador y sus colaboradores buscan cortar de tajo y borrar del mapa de la historia todo lo relacionado con el PRI, los priístas y el propio Peña Nieto.
Como detalle anecdótico, Porfirio Muñoz Ledo, en su carácter de presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados como legislador de Morena, cruzará la banda presidencial en el pecho de AMLO, tal como hizo en 1976 cuando era priísta con José López Portillo, quien en su último Informe lloró como lo hizo ahora Peña Nieto y su familia. ¿Estos son los tiempos del cambio?
LEGAL, PERO VERGONZOSA LICENCIA DE VELASCO
Los legisladores de Morena hicieron escándalo desde el primer día que llegaron a San Lázaro, presumiendo la transformación del país desde el Congreso.
Sin embargo, los mexicanos no les creyeron y el primer día de trabajo lo comprobaron. Manuel Velasco como gobernador de Chiapas ha sido muy criticado por la frivolidad con que ha manejado la política social en uno de los Estados más rezagados, no obstante su riqueza natural.
Los chiapanecos reprobaron que Velasco aceptara ser senador cuando en un videomensaje días antes dijo que no lo haría. Después se dio a conocer que la mayoría de los diputados locales modificaron su Constitución para que el político saciara su ambición y le permitieron asumir como legislador y después regresar como gobernador sustituto de sí mismo.
El “sospechosismo” prevalece entre los mexicanos y las decisiones de los senadores y diputados lo alimentan constantemente porque después que avalaron la licencia a Velasco el partido Verde cedió 5 diputados a Morena para que el partido de López Obrador quedara con mayoría absoluta en la Cámara Baja.
Nada les importó que el pueblo rechazara este regreso por considerarlo una burla a la incipiente democracia. Ahora los morenistas y el nuevo Presidente marchan unidos como durante más de ocho décadas lo hicieron los priístas. ¿Estos son los tiempos del cambio?
EN EL SUFRIMIENTO 4 DE CADA 10 MEXICANOS
Para limpiar un poco la deshonra que les dejó la votación amañada a favor de Manuel Velasco, en el Senado aprobaron en “fast track” la reducción en salarios y prestaciones de los funcionarios públicos. Esa decisión fue como un puntapié en el trasero de quienes se prestaron a una manipulación tan grande.
Poco a poco se va pareciendo más el gobierno actual del priísmo exitoso de hace 50 años.
Mientras la transición continúa, la legión de funcionarios del gobierno de Peña Nieto se apresura a llenar sus escarcelas sabiendo que, con toda seguridad, serán despedidos de sus cargos, muchos de ellos ilegalmente obtenidos.
Ahora se alistan los nuevos virreyes a tomar el control de un país que naufraga por la indiferencia con que es dirigido por sus gobernantes…
El presidente Peña Nieto deja una cauda de problemas graves como la inseguridad, la corrupción, la impunidad y mucha pobreza y sufrimiento a 4 de cada 10 mexicanos.
El México próspero que los priístas trataron de vender al pueblo, no aparece por ninguna parte.
También hereda la administración de Peña Nieto precios más elevados del gas, las gasolinas, el frijol (alimento básico de los mexicanos) y el dólar. Deja un poder adquisitivo destrozado y un país francamente en malas condiciones.