Margarita no resistió el reclamo en las calles
La historia del primer debate se repitió en Tijuana, Baja California. Todos contra Andrés Manuel López Obrador. Se emitieron propuestas, unas verdaderas y otras falsas, para presentar ante los mexicanos una realidad que no existe porque el país es un Estado en quiebra.
El esperado anuncio de abandonar la carrera por la Presidencia de Margarita Zavala finalmente ocurrió. A medida que se intensificaban las campañas, salían a relucir las sinvergüenzadas de Felipe Calderón y su secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, quien en el último año de su gobierno se despachó con un presupuesto de 40 mil millones de pesos.
El repudio en las calles que sintió Margarita, una mujer de principios, moral e inteligente, fue la causa principal de su renuncia a seguir haciendo mal cuadro a los verdaderos contendientes de los partidos políticos.
Las encuestas siguen siendo el fiel esbozo de una realidad cambiante ante una nación podrida por la corrupción, que lo mismo está entre los partidarios de López Obrador, que en los de Ricardo Anaya o José Antonio Meade.
Las andanadas verbales en contra de AMLO estarán enfiladas a la reforma educativa y la construcción del nuevo aeropuerto, en las que el candidato de Morena tiene un punto de vista muy diferente al de sus adversarios políticos, porque el tabasqueño quiere revisar tanto una como la otra.
José Antonio Meade llegó al segundo de tres debates aparentemente “divorciado” del presidente Enrique Peña Nieto. Confiado en un repunte en las encuestas y cargando sobre la espalda el precio del dólar y el litro de gasolina en más de 20 pesos. Además, del retardo en la renegociación del TLC.
Ricardo Anaya, el arrogante, se presentó ante los telespectadores como el salvador de México y lo es, aunque sea sólo de su familia, a la que ya puso bajo buen resguardo en Atlanta, donde estudian sus hijos menores, hablan en inglés, cantan el himno estadounidense y veneran la bandera de las barras y las estrellas.
Aunque parezca mentira, Anaya todavía no es lo suficientemente atacado por el hecho de que su familia viva en el extranjero y él pretenda ser Presidente de México. Las acusaciones de lavado de dinero sí lo afectaron y aún no las ha aclarado.
Jaime Rodríguez, “El Bronco”, sólo es música de acompañamiento, pues sólo busca captar los reflectores.
USO Y ABUSO DE LAS ENCUESTAS
Las encuestas en México son poco confiables porque se elaboran a la medida de quien las paga y no de sondeos profesionales de la opinión pública.
Por ejemplo, la encuesta realizada por el periódico El Financiero sitúa a López Obrador con 46 puntos, a Anaya con 26 y Meade con 20. Contrariamente, la de GEA ISA (que quién sabe dónde recoge sus datos), pone al candidato de Morena con 29 puntos, al panista con 24 y al priista con 20.
Con estas cifras sólo es previsible que se trate de emparejar a los candidatos posiblemente con la intención de vencer a López Obrador con otro fraude monumental, como el de 2006.
Los encuestadores tienen un gran dilema para contabilizar los posibles votos de los candidatos en Tabasco, Michoacán, Oaxaca, Guerrero, Nuevo León o Querétaro, unos por ser zona de influencia de algún candidato y otros por la desigualdad que guardan con el resto de la República.
Rodrigo Galván, director de Demotecnia, una de las encuestadoras más reconocidas del país, acepta que en algunas ocasiones este tipo de ejercicio ciudadano ha fallado en el mundo, como ocurrió con el Brexit, en Grecia o Colombia, o con los triunfos de “El Bronco” en Nuevo León y Donald Trump en Estados Unidos.
Las encuestas fallan de un lugar a otro por los informantes que mienten, temen, siguen modas, la forma en cómo se pregunta y otras circunstancias que los hace modificar la realidad.
Si a los mexicanos nos gusta opinar de todo y saber de nada, en época electoral “todos somos encuestadores”, asegura Rodrigo Galván. Además, si el resultado no favorece al candidato de su preferencia, estuvo amañanada o “maiceada”.
Quizá lo más significativo sea que a veces hay diferencias porque existen encuestas “que se usan como propaganda electoral y no como verdaderos estudios de opinión con una base científica”.
UN DEBATE INDUCIDO
En este segundo debate, los candidatos enfrentaron las preguntas del público asistente. Una forma de inducir la participación ciudadana fue a través de los cinco temas abordados. Ninguno relacionado con la seguridad, pobreza, corrupción o impunidad.
El tema de relaciones exteriores incluye la migración, el Tratado de Libre Comercio y seguridad fronteriza. Por primera vez, el mexicano escuchó algunas propuestas de los candidatos para protegerse, hasta donde eso se pueda, en un país ajeno a los connacionales que residen en el extranjero, especialmente en Estados Unidos, donde hay 25 millones de hispanoparlantes, cuya mayoría procede de México y ha entrado a los Estados Unidos lo mismo legalmente, que sin documentos migratorios.
Lo único que esperan los votantes mexicanos el próximo 1 de julio es que no ocurra lo mismo que en Jalisco “que cuando pierde arrebata”.
Las advertencias sobre un posible conflicto poselectoral ya comenzaron. Lorenzo Córdova, consejero presidente del INE, advirtió la posibilidad de que al menos dos candidatos impugnen los resultados, de la elección. Es posible nueva la judicialización de la elección para que a final de cuentas los magistrados resuelvan según la conveniencia.
También el presidente Peña aprovechó para mandar su mensaje al pedir a los mexicanos votar con la razón “y no con la víscera”, lo que generó gran controversia.
Si hay limpieza, bienvenido el triunfo de cualquiera de los contendientes. En caso de haber sospechas de un fraude, que los responsables se atengan a las consecuencias porque el pueblo ya no aguanta más engaños.